One Year Around

July 2022 - September 2023
We're a Portuguese/Spanish couple who decided to take a rest from our jobs and say "fuck It". This is a journey inside and outside our world to rediscover what does It mean to be alive and the whole purpose of this short maybe meaningless life. Read more
  • 56footprints
  • 13countries
  • 407days
  • 593photos
  • 3videos
  • 66.3kkilometers
  • 50.4kkilometers
  • Day 1

    Boom Festival

    July 22, 2022 in Portugal ⋅ ☀️ 36 °C

    Empezamos nuestra aventura de año sabático de camino al Boom Festival en Portugal. Dejamos los trabajos y al día siguiente ya estamos en la carretera, sobre nuestra furgo/casa y con todas las pertenencias para los próximos meses.
    Allí nos encontramos con nuestras amigas Elia y Claudia y pasamos una semana en el universo más mágico en el que hemos estado nunca.
    El Boom no es fácil de describir, debido a que no existe nada igual. Desde el momento en el que entramos dejamos atrás toda la armadura que forma el ego y nos sentimos libres de experimentar y de bailar sin límites al ritmo del psy trance que suena 24h non stop. Las diversas carpas de colores donde suena la música se disponen alrededor de un lago, y durante el día puedes escoger entre la gran cantidad de actividades y charlas disponibles. Al atardecer, la gente se reúne en una zona del lago para cantarle al Sol unos mantras de despedida, la calma antes de la locura nocturna. Por la noche, todo se transforma y te vuelves consciente de que acabas de entrar en el teatro mágico solo para locos, no para cualquiera, y es simplemente inolvidable.
    Read more

  • Day 18

    Parque nacional Peneda-Gêres

    August 8, 2022 in Portugal ⋅ ☀️ 31 °C

    Al volver del Boom festival, pasamos unos días con nuestros amigos Nuno, Sophie y Enrique, en el parque nacional de Peneda-Gêres, en el norte de Portugal, haciendo frontera con Galicia. Estos días son lo más parecido a un viaje con los integrantes de la generación Beat que he vivido nunca. Pasamos los días visitando ríos escondidos en las montañas, bañándonos en cascadas y pozas, bebiendo alcohol y todo al mismo tiempo que intentamos gastar el mínimo dinero posible y nos desplazamos los 5 en un coche demasiado pequeño para todos y con la basura como sexto acompañante. Gêres tiene un encanto único ya que no está demasiado masificado, y conseguimos estar en localizaciones únicas con el atardecer como único expectador de nuestra locura. Son días en los que nos sentimos en íntima relación con la naturaleza y con vivir con lo básico, siempre en bañador y descalzos, con la ropa siempre arrugada en la mochila, y de alguna manera nos siento conectados a nuestros antepasados primates y a su forma de vivir.Read more

  • Day 40

    Camino de Santiago

    August 30, 2022 in Spain ⋅ ⛅ 14 °C

    El Camino. Existe uma infinitude de preconcepções daquilo que é. A verdade é que "só quem está lá dentro é que sabe".
    É assim meus amigos: blood, sweat and tears. Parece um capítulo de Spartacus só que ainda mais duro. Foram 9 dias a caminhar, na companhia do Alexandre e da Mónica, de Viana do Castelo até Santiago, pelo litoral passando por Caminha, Oia, Barona, Vigo, Redondela, Pontevedra, Caldas dos Reis e Padrón. Em média fazíamos 20km por dia. Os primeiros dias são os piores. A partir do terceiro já te sentes adicto, capaz de chegar a Santiago e ainda ter vontade de dar meia volta e continuar até ao Algarve.

    Os dias eram muito parecidos. Acordar cedo, caminhar , chegar ao alojamento, almoço menu do peregrino que sabia a pato mas na verdade eram só panados de frango e descansar o resto da tarde/noite no beliche a ler ou realizar outras actividades que incluam espalhar compeed na planta dos pés ( nunca esperei ouvir tantas vezes a palavra compeed na minha vida).

    Não vou falar na parte boa da viagem, das pessoas que vais conhecendo pelo caminho, a espiritualidade latente, ou as paisagens incriveis, porque não quero que este post do findpenguins se torne viral e fique um destino ainda mais turistico do que aquilo que já é.
    Read more

  • Day 66

    S. Tomé e Principe

    September 25, 2022 in São Tomé and Príncipe ⋅ 🌧 24 °C

    Chegámos a S. Tomé no día 25 de Setembro prontos para começar a nossa aventura. Não antes de termos provado un pouco a paraburocracia saotomense no seu esplendor. Ao chegarmos ao aerporto de S Tomé reparamos que não temos o visto de entrada correcto. Em vez de 25/09 está 25/10 e o que obviamente é um erro informático transforma-se em 120€ de multa e um tens que pagar sim ou sim. Depois de uma hora retidos e suados pelo calor da atmosfera somos liberados para estranho mundo novo.

    Já fora do aeroporto, de noite, somos recebidos pela típica multidão de pessoas em África a oferecer serviço de taxi e a vender coisas. Lá pelo meio distinguimos um ponto branco a acenar-nos. É a nossa coordenadora, a Vanessa, que já estava à nossa espera à uma hora. Vamos com ela e um motorista até ao centro da cidade onde está a casa alugada da Mundo a Sorrir. Esta surpreendeu-nos por estar ao lado do palácio presidencial (único edificio público arranjado no país) e pela ocidentalidade minimalista e reluzente de todas as áreas.
    Read more

  • Day 71

    Primera semana

    September 30, 2022 in São Tomé and Príncipe ⋅ 🌧 26 °C

    Decidimos empezar nuestro viaje aprovechando nuestra libertad para ayudar a otros, por lo que emprendemos una misión de 3 meses con la ONG Mundo A Sorrir, que trabaja aportando atención dental a diversos países africanos de habla portuguesa. La primera semana la pasamos organizando material y dando unas charlas a los doctores y auxiliares del servicio de estomatología del hospital. En medio de todo el shock cultural y los sentimientos encontrados que nos suponen ver las condiciones de vida del país, aún tenemos tiempo para hacer turismo por la parte norte de la isla.Read more

  • Day 74

    Período en Água-Izé

    October 3, 2022 ⋅ 🌧 26 °C

    Durante la primera etapa de nuestra misión en São Tomé, nos alojamos en la casa que MaS tiene alquilada en la capital, y nos desplazamos todos los días una media hora en coche para trabajar en el distrito de Cantagalo, en el centro de salud de Água-Izé.

    El trabajo se divide entre días de rastreos en escuelas, donde damos charlas de salud oral a los niños de entre 6 y 9 años, les hacemos un chequeo de la boca para ver si necesitan tratamiento y les damos cepillos y pastas de dientes. Dependiendo de lo grande que sea la escuela, hay días que vemos 250-300 niños, o tal vez solo unos 80-100. Los niños se ponen muy monos cuando hablan con nosotros en las escuelas, y me encanta observarles cuando vuelven a sus pupitres con sus nuevas pertenencias y las miran con una sonrisa, y luego las guardan en sus mochilitas con mucho cuidado como si fuese algo muy valioso. Estos días de rastreos, aunque muy cansados, acaban sabiendo casi a descanso comparados con los días de tratamientos.

    Los días que tratamos, vamos al centro de salud de Água-Izé donde nos han cedido una sala para trabajar. La sala tiene condiciones bastante malas, hace mucho calor y solo tenemos un ventilador, no funciona la aspiración del equipo dental portátil y en ocasiones fallan el agua y la luz. Cada día al llegar tenemos toda la gente del día haciendo ya cola, y tratamos a una media de unos 50 pacientes por día. Los niños lloran endiabladamente alto cuando están en la consulta, pero no los culpo, aquello parece el gabinete del terror. Todos los días nos lleva nuestro conductor Alcides, un hombre de mediana edad, de pocas palabras pero correcto y leal. Durante los trayectos con él intentamos descubrir curiosidades de la vida sãotomense. A la hora de la comida, alternamos el pescado con arroz que nos traen al centro de salud preparado por una mujer que no conocemos, y lo compartimos con los perros y el gatito siempre hambrientos que nos acompañan todos los días esperando su momento de suerte; con el pescado con arroz de un bar cercano con vistas increíbles pero que aquí son simplemente unas vistas más.

    El trabajo en este distrito se vuelve muy duro y cansado, pero lo compensamos el fin de semana haciendo planes todos los sábados y domingos, y descansando todas las noches con aire acondicionado y Netflix. Estando en este distrito, hacemos excursiones al norte de la isla, vamos a comer Santola y el mejor pescado de Micoló, nos adentramos en el interior y en la roça de Monte café, y comenzamos a curiosear más hacia el sur, desde la playa de Santana con su ambiente más surfer (dentro de los patrones africanos), hasta São João dos Angolares, pasando por las playas de Sete ondas (nuestra preferida, con su bar surfer y Silvio, el dueño), la playa de Micondo y Ribera Afonso. Por las noches salimos a beber cervezas en Pico mocambo, un bar para blancos que tenemos al lado de casa y donde todos los portugueses se encuentran, y también probamos un poco de fiesta africana bailando en el Kaysisha.

    En esta época destaca la novedad y el descubrimiento de una cultura y estilos de vida que tanto chocan con lo que conocemos y que me provocan gran confusión al principio. Al llegar, me cuesta procesar las diferencias raciales y me siento altamente culpable porque creo que tengo unos privilegios que no tienen los demás y que no he hecho nada para merecerlos. Me siento extraña al pasar en moto por las comunidades y que los locales se nos queden mirando fijamente, como si estuviéramos haciendo algo que está mal. Los pensamientos me van a mil y voy formando en mi cabeza una idea de lo que es esta parte del mundo y cómo funciona. Lo que sé seguro es que ya empiezo a sospechar que, aunque al llegar me sentía un poco insegura y sobrecogida por lo desconocido, al poco tiempo me empiezo a enamorar de este país, de su cultura, de sus personas y paisajes, de sus árboles tan característicos, de su "leve leve".
    Read more

  • Day 95

    Cauê

    October 24, 2022 in São Tomé and Príncipe ⋅ ☁️ 26 °C

    La segunda fase de nuestra misión fue en el distrito del sur del país, Cauê, en la capital São João dos Angolares, aunque más bien se trataba de una aldea un poco mayor que las demás. Estuvimos aquí 3 semanas y nos alojamos en casa de unos padres franciscanos muy enrrollados. Eran el frai Manuel, el frai Edimar y el frai Gilson. Teníamos profundas charlas sobre la vida y la muerte y la fe y Dios, y nunca faltaba en la mesa la sagrada sangre de Cristo aka vino de brick. También estaba la empleada de la casa, Sami, a quien le cogimos mucho cariño y hacía los más variados pescados, todos riquísimos. Aunque ya empezábamos a aborrecer el pescado con arroz para comer y cenar, tener la comida preparada al llegar a casa sabía a gloria. Por supuesto no teníamos agua caliente (en la casa de la capital tampoco), pero durante estas semanas tampoco tuvimos una ducha que funcionase, por lo que todos los baños eran con balde y cazo. Además de que solo había agua en la ciudad por la mañana, la luz también se cortaba de forma aleatoria, a veces durante casi el día entero.

    El trabajo era igual que el que llevábamos haciendo hasta ahora, solo que la sala en la que atendíamos en el centro de salud de Cauê era mucho mas agrdable y luminosa. Por otro lado, como algunas escuelas eran muy pequeñas y en esta zona las personas tenían más dificultad para trasladarse hasta la capital del distrito, a los niños de dichas escuelas los tratábamos en el propio centro en el mismo día en que les hacíamos los rastreos. Sin embargo, en la mayoría no tenían electricidad por lo que nuestro trabajo se veía muy limitado. En una aldea en concreto, nos dejaron atender en la casa de una de las familias, ya que tenía una placa solar. Como nos temíamos, la placa no era lo suficientemente potente para nuestro aparato por lo que tuvimos que insistir para que encendieran el generador de la aldea. A la gente le costaba mucho acceder a encender los generadores por nosotros porque el combustible estaba muy caro, claro que nuestro trabajo era para ayudar a la comunidad, pero por otro lado nadie nos había pedido nuestra ayuda. En este día recuerdo perfectamente cómo, en mitad de una odontosección de un 16, me avisaron desde la calle de que el generador se había quedado sin gasolina y tuve que apurar los últimos segundos de electricidad como si la vida me fuese en ello.

    El tiempo libre en estas semanas lo pasamos en el sur, que es la parte más bonita de la isla. Fuimos dos veces al ilhéu das Rolas también conocido como centro del mundo, nos alojamos en una cabaña en la playa Jalé y vimos tortuguitas recién nacidas correr hacia el mar por primera vez, nos pasábamos las tardes de domingo leyendo en la playa que teníamos al lado de casa.

    De esta época destaco el sentirme mucho más cercana a la comunidad sãotomense, conviviendo entre ellos y sorprendiéndome a mí misma al no querer irme de allí a pesar de no tener las mismas comodidades que en la ciudad. Un tiempo después, recordaría con nostalgia estos días pasados entre charlas animosas con los padres, caminos tortuosos por las carreteras llenas de baches, gritos de gallos a todas horas de la noche y niños entusiasmados al vernos llegar a sus clases. Me enamoro por completo de este país.
    Read more

  • Day 130

    Principe

    November 28, 2022 in São Tomé and Príncipe

    Nuestra última etapa del voluntariado la pasamos en la isla de Principe, no sin antes ultrapasar unos cuantos obstáculos. El día que estaba planificado nuestro vuelo, este se cancela debido a que, por alguna razón, no hay vuelos desde Principe desde hace semanas. Nunca puedes fiarte al 100% de nada en África. Nosotros estábamos aún en Cauê, por lo que decidimos quedarnos unos días más allí para seguir ayudando a la población que tanto nos necesita, sin embargo, cuando pasa el fin de semana, nuestra coordinadora nos informa de que ha conseguido meternos en un avión privado para el martes, por lo que al día siguiente, lunes, volveríamos a la capital. Cuando llega el lunes y estamos preparándonos para irnos, nos informan de que han adelantado el vuelo y que sale dentro de 1 hora. Nuestro conductor aún ni siquiera había llegado, y estábamos a 1 hora de distancia del aeropuerto, sin contar que había que pasar por la casa de la capital para coger material dental. Nos metemos en la furgoneta e intentamos reorganizarnos las maletas entre las curvas mientras el conductor conduce todo lo rápido que el estado de la carretera le permite. Pasamos por nuestras playas favoritas, por el centro de salud de Água-Izé donde tanto luchamos en nuestro primer mes, pasamos por el bar de 7 ondas...y sé que va a ser la última vez que me encuentre en esos lugares. Entre la nostalgia y el esfuerzo acabo tan mareada que me dejo la maleta a medias y saco la cabeza por la ventana por si vomito.
    Al final perdimos el avión.
    Pasamos una semana en la capital sin saber cuando podremos volar a Principe, y sin poder trabajar, a excepción de los tratamientos que le hicimos a nuestro amigo de Angolares, Edipo, al que nos encontramos por casualidad delante de nuestra casa después de haber roto nuestra promesa de que le acabaríamos los tratamientos al habernos ido corriendo a causa del avión. Poder tratar a Edipo después de todo consigue llenarme el corazón de gratificación. Durante esa semana, acogimos un perrito bebé en casa, asistimos al cine para ver un documental literario (en el que casi me olvidé de que nos encontrábamos en África debido a estar rodeados de portugueses y al carácter cultural del evento, hasta que salimos y los niños estaban esperándonos para pedir), y vivimos un intento de golpe de estado en la ciudad, que fue suprimido rápidamente sin muchos miramientos.
    Cuando por fin conseguimos subirnos a la avioneta que nos llevaría a Principe, me quedo maravillada con las vistas de la isla desde el aire. Parece un pedazo de paraíso en la Tierra. No se ve ninguna huella del ser humano, solo se observa selva exuberante y playas divinales. No he visto nada parecido en la vida, y sospecho que deben de quedar pocos pedazos de tierra más vírgenes que Principe. Parece una visión sacada de Jurassic Park. Aterrizamos entre la selva y conocemos a João, el enfermero del grupo de hoteles HBD que será nuestro contacto aquí. Tenemos una casa entera para nosotros solos, solo compartida con los bichos que ya han tomado la vivienda como suya. Nunca olvidaré cómo grité hasta que los vecinos aparecieron con una catana la noche que vi cómo una cucaracha se metía entre la colcha al pie de la cama.
    Las semanas en Principe las pasamos entre trabajando en uno de los hoteles de HBD para sus trabajadores y los habitantes de la roça, y trabajando en el hospital, donde atendemos a todos los que van apareciendo. Las condiciones en el hospital son bastante malas, pero al menos tenemos a la Dra. Mariana (la única dentista de la isla ya con más de 70 años) ayudándonos a mantener la cola en orden. Trabajamos sin descanso, 12 horas diarias, dentro de la sala minúscula sin aire acondicionado. Hemos estado en saunas donde hacía más frio. En Principe no tenemos que hacer rastreos, pero al menos los días que trabajamos en el HBD, con buenas condiciones y una agenda ordenada, son los días que saben a "descanso".
    Tenemos bastante vida social gracias a los trabajadores portugueses del hotel, que nos invitan a ir con ellos a excursiones a las playas más bonitas, a ver los partidos de Portugal en el mundial, o simplemente a tomar unas cervezas con ellos. También conocemos a una pareja de portugueses de veterinarios sin fronteras que están de voluntariado como nosotros. La verdad es que la vida en Principe tiene un doble filo, los paisajes son simplemente de los más bonitos que veremos en nuestra vida, pero, con sus apenas 8.000 habitantes, es fácil sentir algo extraño que se podría calificar como claustrofobia social.
    Pasamos 3 semanas agotadoras, en las que durante la semana vivimos entre sudor y sangre y gritos de niños y pasamos las noches bebiendo vino y viendo Netflix en el sofá de la casa, demasiado cansados hasta para cenar. Cuando llega el fin de semanas sentimos la urgencia de ver todo lo posible, y aprovechamos los días al máximo, conscientes de que pronto acabará todo y tendremos muchas saudades. En nuestro penúltimo día de trabajo, llegué a mi límite físico y mental y no me sentía capaz de trabajar ni un segundo más. Sin embargo, guardo en mi memoria recuerdos muy especiales de Principe, debido a la esencia que transmite de ser un lugar único en el mundo, tan aislado del resto de vida terrestre, tan ajeno a las infelicidades del mundo occidental.
    Cuando volvemos a São Tomé, aún pasamos un último sábado de fiesta africana con nuestras amigas portuguesas y realizamos las últimas compras.
    Al aterrizar en Lisboa me cuestra procesar que lo hemos dejado todo atrás, la confusión de llegar a las 6 de la mañana y aterrizar en el frío invernal me hacen avanzar por los pasillos y escaleras del aeropuerto que tan bien me conozco como si fuera sonámbula. Mi mirada se centra en las caras que reconozco de São Tomé, reparo en que un chico salió con nosotros en la avioneta de Principe dos días atrás, parece que compartamos un secreto que hasta nosotros mismos ignoramos. Alex y Mónica están esperándonos con el coche para llevarnos a su casa. Recorremos Lisboa de noche, cruzamos el 25 de Abril, llegamos a su cama de invitados, me enfundo en el pijama más calentito que puedo conseguir, y nos dormimos abrazados, en parte para combatir el frío, en parte para no dejar escapar todas las aventuras y recuerdos que solo nosotros dos conocemos.
    Read more

  • Day 175

    Chegada ao Sri Lanka (Negombo)

    January 12, 2023 in Sri Lanka ⋅ ⛅ 29 °C

    Finalmente chegámos ao Sri Lanka depois de mais de 30h desde que saímos de casa, entre comboios, escalas e aviões. A última semana antes da viagem foram do mais stressante que tivémos devido à incapacidade da agência de viagens (tryp) para mudar a hora de um dos voos, de Madrid-Munich uma vez que a escala que tínhamos em Munich era de apenas 40 min. Após averiguarmos todas as alternativas e inclusive termos comprado um voo random de Viena-Ryad, decidimos arriscar o primeiro itenerário. Felizmente depois de termos realizado o sprint das nossas vidas num tempo record de 10min desde que saimos de um avião ao outro, conseguimos apanhar esse voo. No meio de tudo isto começámos a ter sintomas de Covid que mal conseguimos disfarçar.

    Ao chegarmos ao aeroporto internacional de Colombo, abraçámos de novo o calor com alegria. Aí comprámos um cartão SIM e pedimos um tuck tuck por uma aplicação semelhante a Uber. As chegadas aos aeroportos sempre são muito complicadas à hora de apanhar um transporte para o hotel e esta opção custou-nos apenas 2,5€ quando os condutores que estavam aí nos pediam no minimo 10€.

    A primeira vez que chegas a um país novo, aquela primeira viagem até ao alojamento é sempre mágica, pela sensação latente da novidade e de estranheza e esta vez não foi diferente. O trãnsito caótico de tuck tuck, motas, autocarros loucos já era de esperar, mas não deixa de surpreender e a quantidade de comércios é imensa e num estilo para nós único, que nunca estivémos num país asiático antes.

    Chegámos ao nosso alojamento, numa zona de chalets perto da praia. Uma grande vivenda com uma pequena piscina e um quarto bem decorado e agradável para recuperarmos de todos os precalços e doenças que nos açoitaram os últimos dias.

    Ainda visitamos um pouco esta zona de veraneio dos sri lankeses, que nos pareceu sem grande encanto. A praia muito descoberta, sem vegetação não impressiona, nem a quantidade de bares e irish pubs para turistas. Jantámos num sitio bastante agradavel junto à praia e provámos o arroz com curry que achámos demasiado picante, como toda a comida que viemos a comer mais tarde

    Finalmente voltámos ao nosso quarto para termos o nosso merecido descanso.
    Read more

  • Day 177

    Sigiriya

    January 14, 2023 in Sri Lanka ⋅ ⛅ 27 °C

    Despertamos en Sigiriya con un desayuno riquísimo al lado del río que pasa junto al hostal. Como no tuvimos suficiente trayecto en moto ayer para llegar hasta aquí (nótese la ironía), decidimos dar una vuelta para ver unos lagos más alejados, los cuales no tienen mucho de especial. Lo más bonito ha sido poder pasar en moto por estas comunidades más pequeñas de montaña y hacernos una idea de cómo es la vida de la gente de aquí. Los monos están por todas partes, básicamente la gente convive con ellos como con los perros de la calle y, ¡sorpresa! Nos cruzamos con un elefante en la carretera. La gente pasaba esquivándolo como si fuera lo más habitual del mundo, pero nosotros nos paramos maravillados. Después de comer subimos al monte Pidurangala, al cual se accede a través de un templo budista y desde la cima teníamos vistas impresionantes de todas las tierras y montañas de alrededor y del icónico monte de Sigiriya. Nos quedamos paseando por la cima largo rato y vemos el atardecer. La vista era mágica con el Sol poniéndose tras unas montañas y con una extensa inmensidad verde alrededor, decorada con un Buda blanco en el centro de la visión, dando las gracias al astro por alumbrarnos un día más.Read more