Praia

Buffet de desayuno marcando el inicio del día. Después, reposamos un poco en la habitación antes de bajar a la piscina. Cómo no podemos estar ni un minuto quietos exploramos los alrededores visitando nuestros primeros mercadona y chino portugueses. Tras broncearnos, bañarnos y jugar al vóley degustamos el restaurante italiano del hotel. Pasta y pizza para unos, sándwich para otros y como no, ensalada para N.Cerra. El sol no calentaba lo suficiente por lo que decidimos desplazar nuestra siesta a la habitación, dónde pudimos descansar antes de prepararnos para volver a salir. Paseamos por la Marina hasta toparnos con el restaurante donde habíamos reservado. Podría decirse que la gentileza de los camareros brilla por su ausencia, pero nada nos distrajo de disfrutar la mariscada. Fieles a nuestras costumbres nos adentramos en la feria, dónde montamos en los coches de choque y Clement nos demostró que otra de sus grandes cualidades es la puntería. El premio fue un peluche bautizado con el mismo nombre que su conseguidor. Los planes para esta noche se dividieron entre quién quería dormir y quien no quería hacerlo sin disfrutar de un baileys digestivo para finalizar el día. El día atardecía tal y como nacía: cansaditos pero felices.Read more