Ericeira nos recibe con calor y salimos a intentar disfrutar de su playa y ambiente. Desde lo alto, divisamos su tremenda playa. Unai dormido; toca cargarlo hasta la orilla en el carrito y no solamente para la ida, sino también a la vuelta, por su siesta infinita. El agua creo que la más fría hasta el momento, algo que nuevamente no impide a Izei chapotear ante la mirada de los “no bañistas”. Ir a la playa ya no es descansar ni con Unai dormido, porque Izei ama el agua con locura. Al llegar a casa, Unai dice que no se va a duchar, pues no se ha bañado y no está salado…Baca lagi