Después del esfuerzo de subir un 5.000 necesitabamos un poquito de descanso y tras una pequeña búsqueda, casi de casualidad, encontramos San Cipriano.
Un pequeñísimo pueblo, de origen afro, en medio de la selva Colombiana y a muy pocos kms de la costa del Pacífico.
Allí nos esperaba nuestro hogar esos días, y Amalia, la dueña del mismo, que nos deleitó con su sabiduría de la vida en general y de la cocina en particular.
Como curiosidad, a San Cipriano solo se puede llegar mediante un transporte muy especial, la brujita. Una carreta, tirada por el motor de una moto y que va por los raíles del tren. Hace años no tenía motor y lo movían con un palo gigante y dicen que al pasar parecía que lo conducía una bruja, de ahí el nombre.
San Cipriano nos sedujo con su calor, su cultura afro, sus tormentas vespertinas, sus cascadas y sus ríos cristalinos.
Tras unos días en aquel paraíso, nos fuimos un par de días a Cali, capital de la salsa, y aunque no movimos mucho el esqueleto sí que nos conquistó una ciudad que nos pareció que tenía mucho que ofrecer.もっと詳しく
旅行者
Que chula y paisaje