Pontrieux

Día 6. Y si Tréguier no nos ha dejado indiferentes, la ciudad de Pontrieux (o la Venecia de Trégor, como la llaman) a la que llegamos en media hora aproximadamente desde la Grasse Pomme, ha ganado la batalla a este pulso de ciudades con carácter.
Nada más llegar, aparcamos sin problema en pleno centro, en la Place de la Liberté. Nos llama la atención lo poco concurrida que está. Continuamos caminando, sin rumbo fijo, siguiendo las coloridas y pintorescas fachadas de las casas, con los típicos entramados de madera. A lo lejos, asoma un elegante y florido puente, que permite el paso por el río Trieux, el cual divide la urbe en dos. Sería impensable no pararse unos minutos aquí y observar las barquitas que bogan a nuestros pies. Me seduce mucho la idea de subirme a uno de esos botes por lo que seguimos las indicaciones que estratégica y claramente asoman, sin esfuerzo alguno.
La excursión dura a penas media hora, es muy tranquila, de una belleza especial y nos permite descubrir la importancia que tenían los lavaderos en la ciudad, construidos casi en su la totalidad por la rica burguesía de la época, para evitar los cotilleos y preservar su intimidad; sólo habían 5 públicos, de un total de 50. ¡Ojalá el padre de la Bella hubiera sido un rico burgués...!, pienso en un momento del trayecto (quien haya visto la Bella y la Bestia de 2017 entenderá por qué).
De regreso, y dejando atrás el embarcadero, inicia nuevamente la lluvia por lo que nos vemos obligados a sentarnos en una Crêperie a merendar... 😝Read more