Ravena

Cuentan que cuando Stendhal visitó Florencia, a la salida de Santa Croce sufrió vahídos y mareos. Un apechusque en toda regla. La belleza de todo lo visto lo había dejado tan impactado que sufrió en sus carnes serranas lo que luego se llamó, en fino, Síndrome de Stendhal.
Algo así creía haber sufrido yo hoy al terminar el tour en San Vital. Quizá fue la piadina y el helado que Carol y yo nos habíamos apretado, pero queda mejor pensar que la belleza nos dejó locos.
No es para menos. El recorrido por los templos bizantinos es brutal y acabar en el mausoleo de Gala Placidia y San Vital es como el último minuto de la mascletá.
Además Ravena es una ciudad vivida, con gente en la calle, muchos niños, los nativos haciendo sus compras, tomando café…la vida .
Un día redondo al borde del Adriático .Read more