Explorando un cañón de La Huasteca

Íbamos en busca de un ojo de agua, un manantial para refrescarnos porque aquí hace bastante calor. Atravesamos la propiedad de una familia humilde y uno de los niños nos indicó el camino. Recorrimos el lecho de un río seco, andando sobre los cantos rodados. Nos trepamos por peñascos y y saltamos de roca en roca, pero del manantial nada, apenas unos charcos con musgo e hilillos de agua que discurrían entre las rocas y se perdían por algún resquicio. ¡Regresamos tan secos como habíamos ido!Okumaya devam et