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  • Day 520

    Festival de La Ballena

    August 22, 2021, North Pacific Ocean ⋅ ⛅ 27 °C

    Muchos días habíamos pasado ya en la ciudad de David y sus alrededores. Era hora de retirarnos a un lugar más tranquilo, y por eso escogimos este pueblito apartado llamado Boca Chica.

    Para nuestra sorpresa, al llegar nos encontramos con que estaban celebrando el "Festival de La Ballena", es la temporada de avistamientos de ballenas jorobadas y este supuesto pueblito tranquilo resulta que estaba repleto de gente, bebidas y música por todos lados, venta de artesanías, niños jugando... en fin, una tremenda fiesta; pero lo más importante era que a cada rato estaban saliendo lanchas para observar a estos maravillosos cetáceos. Estaban allá afuera, ya muchos los habían visto y no podíamos dejar pasar esta oportunidad. Esos planes de tranqulidad ya no eran la prioridad para nosotros y ocurrió exactamente todo lo contrario.

    Nos preparamos y nos montamos en una de esas lanchas, y a toda velocidad partimos rumbo a mar abierto. El viento de frente era bien fuerte, así que como era de esperar, esta región del Pacífico tampoco iba a darnos aquella tranquilidad que vinimos buscando. Los saltos que daba la lancha eran como martillazos en la cabeza, pero el increíble paisaje marino que nos sorprendió mientras navegábamos entre islotes rocosos cubiertos de una vegetación preciosa y exhuberante, unido a la ilusión de ver ballenas por primera vez en la vida, era más fuerte.

    Finalmente las vimos a lo lejos y hacia allá fuimos. Se trataba de una madre con su cría, a quienes seguía un macho adulto. A pesar de tener previa idea de su tamaño, estar frente a ellas es algo que no se puede describir con palabras, hay que estar ahí. Enseguida recordamos las palabras de un amigo costarricense, quien nos dijo que ver a una hembra adulta (son las más grandes de esta especie) es como ver un omnibus en el agua; así de impresionantes son.

    Nos desplazamos a su lado por buen rato y las vimos saliendo a la superficie muchisimas más veces de lo que esperábamos, tal vez porque las crías necesitan tomar aire frecuentemente. Nunca pararon y allí íbamos nosotros a su lado a toda máquina también.

    Llegó un momento en que nos alejábamos demasiado de la costa, el mar continuaba fiero y para colmos se acercaba una tormenta, era ya el momento de volver, sí, volver pero con un VALIÓ LA PENA en mayúsculas. Ha sido una de las mejores experiencias de todo este recorrido por Centroamérica, no deja de sorprendernos la cantidad infinita de cosas que se pueden hacer mientras se hacen viajes así. Esperamos seguir "chocando" con situaciones inesperadas tan fantásticas como ésta, pero de verdad que quisiéramos que ésta misma, así mismo como fue se repita pronto 😊👍
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