Jesús nos llevó a Mérida, aunque no alcanzamos a ver el teatro romano en su interior, pudimos ver la plaza mayor con sus diferentes influencias arquitectónicas rodeada de naranjos.
También pudimos ver el arco de Trajano, llamado en honor al primer emperador hispano de Roma. Aunque el arco en si mismo fue construido en la época de Tiberio.
Luego fuimos al templo de Diana, que aún conserva sus columnas.
Finalmente, más alejado del centro, visitamos el acueducto de los Milagros, el que antiguamente canalizaba agua desde algún río hacia la ciudad.Læs mere