Fin del viaje

Nos levantamos y como almas que se dirigen a Coronte con tres monedas en la mano, nos dirigimos a pasear a Fiona y tomar nuestro último desayuno. Desde la cama de la auto se veía la orilla del Pisuerga, tapados con manta porque la mañana era fresquita. Y la noche se aventuraba tórrida cual calderas de Pedro Botero, en casa, tras una tarde completa de recados.
Tras desayunar y limpiar nuestra casa durante estas semanas, reanudamos el viaje.
Los próximos dos días tendríamos que recoger furgonetas en Rivas, viajar hasta Potes, cargar las furgonetas con el material del campamento y volver al día siguiente con el grupo scout.Baca lagi