A pesar de lo tarde que llegamos la noche anterior, a las cinco estabamos en pie, camino a Málaga. La hermana de Pili, Natalia, cogía un vuelo a Indonesia desde allí, asi que la acercamos al aeropuerto.
Una vez en Málaga, decidimos ir a ver la ciudad, una más añadida a la innumerable lista que llevábamos del viaje.
Málaga era bonita, pero tras una vueltecita siguiendo de nuevo un itinerario de un día de ruta, nos damos cuenta de lo cansados que estábamos.
Pero, no tan cansados como para plantearnos hacer una rutica de unos cuántos kilómetros por el Alcázar, que encima había que pagar (1'5 euros). Bueno, a partir de las dos era gratis, igual que la catedral, pero una mirada lo dijo todo. ¡Ya volveremos a Málaga!Baca lagi