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- Day 1,031
- Jan 15, 2023, 10:36am
- ☁️ 15 °C
- Altitude: 2,468 m
EcuadorMolleturo2°46’0” S 79°23’48” W
Silencioso y olvidado en la penumbra

El ascenso a la ciudad de Cuenca desde Guayaquil es bien empinado y hay que subir a más de 4000msnm antes de llegar. Nos alcanzó la noche, nos sorprendió la lluvia y nos envolvió la neblina, esa que es habitual por acá y la que ya habíamos saboreado antes, con el estrés que conlleva manejar en tales condiciones por esta carretera sinuosa.
Llegamos a Molleturo, un pueblo silencioso y olvidado en la penumbra, donde decidimos dormir un par de noches; eso nos evitaría volver a sufrir del mal de altura y también un accidente mientras veíamos que la neblina seguía ahí sin intenciones de irse. Dos días estuvimos rozando el aburrimiento y sin apenas ver a las personas que viven en esta comunidad, dos días en los que raras veces podíamos divisar las edificaciones del otro lado de la plaza central; todo a nuestro alrededor se resumía en un silencio sepulcral y esa penumbra que no se iba.
La mañana de nuestra partida todo cambió. Nos despertó un bullicio desde muy temprano que nos mantuvo confundidos por un rato, luego música por todo lo alto seguida de consignas que apenas entendíamos. De la neblina aparecieron de pronto decenas de indígenas con banderas, carteles y su preciosa ropa típica. Estábamos preparándonos para irnos, pero algo así teníamos que ver y más que nada entender, por lo que decidimos esperar a ver todo de principio a fin.
Los colores, los rostros, el entorno de pueblo, las montañas y la perenne neblina nos parecía un escenario fantástico. El ver el interés de todas esas personas en preservar sus recursos naturales lo sentimos bello, auténtico y digno de apreciar y admirar. Por otro lado retumbó demasiado en nuestros sentidos oír algunas frases, ver la manera en que se estructuraba la multitud, oler la tinta de las pancartas y escuchar los discursos de quienes organizaban todo. Ya en muy poco tiempo nos empezaban a ser familiares algunos patrones que vemos que se repiten y se repiten en este mundo complejo y caótico, patrones que nos advierten de desenlaces desalentadores, promesas no cumplidas y dominación más que nada. Vimos todo, de principio a fin, un principio de sonrisas, energía y convicción, pero al final los colores se apagaron, las banderas se bajaron y la verdadera identidad de la gente de campo volvió a ser la misma. La vida humilde volvió a tomar las calles, las necesidades más básicas se hicieron evidentes, el espíritu de la comunidad se alejó lentamente de la mano de su esperanza, adentrándose en esa neblina densa y profunda hasta desaparecer sin dejar rastro... y el pueblo, ese pueblo callado y olvidado en la penumbra volvió a su realidad, la de siempre.Read more