• Juan Carlos Ocaña
  • Laura Benítez
Actual
  • Juan Carlos Ocaña
  • Laura Benítez

alláVAN

Viaja, la Vida Está Aquí Afuera
allaVAN.com
Leer más
  • ¿Funcionará?

    15 de septiembre de 2021, Panamá ⋅ 🌧 26 °C

    Estamos en la temporada pico, todas las noches llegan tortugas para depositar sus huevos en esta playa y solo una muchacha se está encargando de caminar los 8 km para buscar los nidos y colectar los huevos antes que los perros de la zona se los coman. Éste es un intento de ayudar, hoy por la noche veremos si sale bien 😉👍 La luz blanca puede desorientar a las tortugas, es por eso que se debe usar luz roja.Leer más

  • Playa Mata Oscura

    15 de septiembre de 2021, Panamá ⋅ 🌧 28 °C

    Aquí ni soñar bañarnos. Hay carteles que advierten del peligro a los atrevidos. Las olas eran de dos metros y hacían un tremendo estruendo al romper. El suelo es inclinado y caminar por la orilla es un poco trabajoso. Para completar, había mar de leva, por lo que con la marea alta, el agua cubría toda la playa y se adentraba un poco más. Vaya, que es una playa de mírame y no me toques.Leer más

  • La Hormiga Bala de Panamá

    3 de septiembre de 2021, Panamá ⋅ 🌧 26 °C

    Ésta es la misma especie que habita en el Amazonas (Paraponera clavata), que aquí le llaman con el nombre de "Folofa". Es muy conocida por el dolor tremendo que causa su picadura, que se le compara con el que se siente al recibir un tiro, y el que puede durar entre 12 a 24 horas... esperamos no interponernos por accidente en su camino.Leer más

  • Cascada "Loma Grande"

    3 de septiembre de 2021, Panamá ⋅ ☁️ 25 °C

    Una caminata de alrededor de 45 minutos por un sendero empinado, con mucho lodo, por tramos estrecho y con algunos deslizamientos de tierra, conduce a esta impresionante cascada de 25 metros de altura en el Parque Nacional Santa Fe. Es un recorrido vigorizante y hay que hacerlo con los cinco sentidos alertas, especialmente por las serpientes. La vista de la cascada y bañarse en sus refrescantes aguas premiarán el esfuerzo con creces. No suele ir mucha gente, nosotros la disfrutamos en exclusiva.

    La entrada al sendero se encuentra a unos 300 metros de la carretera pavimentada Santa Fe – Calobévora, después de pasar el mirador Loma Gande, desde donde hay una preciosa vista de las montañas. Esta carretera es exigente con el carro y con el conductor. Tomarla con precaución.

    No hay instalaciones en los alrededores así que se deben traer suficiente líquido y algún refrigerio.
    Leer más

  • Entre las nubes

    2 de septiembre de 2021, Panamá ⋅ 🌧 22 °C

    Aquí llegamos para hacer una parada rápida para disfrutar del paisaje que de imprevisto se nos presentó a los casi 360 grados. La idea era la de continuar viaje, pero estábamos a la altura de las nubes y pronto todo se cubrió por una neblina tan densa que solo podíamos ver unos pocos metros más adelante. Finalmente decidimos quedarnos y pasar la noche; al rato la oscuridad era tal que apenas se percibía una ligera claridad allá donde antes veíamos las montañas más lejanas. Es verdaderamente impresionante esa sensación de estar en medio de la nada a casi oscuridad total y oír solamente aquellos sonidos que no tienen ninguna relación con alguna creación humana. A la mañana siguiente el clima más agradable no pudo ser ✌️🥳👍Leer más

  • La mejor gasolinera

    29 de agosto de 2021, Panamá ⋅ 🌧 27 °C

    ¿Tres noches en una gasolinera? 😮

    Pues sí 😊 Aquí nos encontramos muchas comodidades a pesar de no ser un lugar turístico, y lo mejor es que disfrutamos de varios servicios totalmente gratis: área para pernoctar más tranquila de lo que esperábamos, baños con duchas, muy buena WiFi que nos permitió adelantar bastante trabajo que teníamos pendiente, alcantarillado accesible para deshacernos de las aguas grises, el espacio de la cafetería con una limpieza y una climatización de 5 estrellas y agua potable ilimitada que aprovechamos también para llenar nuestros tanques antes de irnos. Además pudimos lavar (algo que ya urgía) a un precio bastante barato, llenando de ropa, tanto la lavadora, como la secadora a $0.75 (el precio de cada token que echa a andar las máquinas); y como si fuera poco, también encontramos los mejores precios de la gasolina 😉👍Leer más

  • El Salto de las Palmas de Veraguas

    23 de agosto de 2021, Panamá ⋅ 🌧 26 °C

    Una magnífica cascada de 45 metros de altura sobre una piscina natural de color azul verdoso donde nadar y refrescarse. Se puede visitar también por la parte de arriba, siempre teniendo la precaución de no acercarse mucho al borde. Además, hay un pequeño sendero de 250 metros para caminar por el bosque tropical.

    El acceso es bastante fácil, solo hay que llegar al pueblo Las Palmas, en la provincia de Veraguas y luego seguir las señales hacia El Salto. Es una bajada un poquín empinada pero está asfaltada. No hay mucho más en el pueblo, solo un par de mercados y algún restaurante familiar.

    Los fines de semana y días feriados puede estar más concurrido, sobre todo por los locales, pero entre semana no va casi nadie.
    Leer más

  • Festival de La Ballena

    22 de agosto de 2021, North Pacific Ocean ⋅ ⛅ 27 °C

    Muchos días habíamos pasado ya en la ciudad de David y sus alrededores. Era hora de retirarnos a un lugar más tranquilo, y por eso escogimos este pueblito apartado llamado Boca Chica.

    Para nuestra sorpresa, al llegar nos encontramos con que estaban celebrando el "Festival de La Ballena", es la temporada de avistamientos de ballenas jorobadas y este supuesto pueblito tranquilo resulta que estaba repleto de gente, bebidas y música por todos lados, venta de artesanías, niños jugando... en fin, una tremenda fiesta; pero lo más importante era que a cada rato estaban saliendo lanchas para observar a estos maravillosos cetáceos. Estaban allá afuera, ya muchos los habían visto y no podíamos dejar pasar esta oportunidad. Esos planes de tranqulidad ya no eran la prioridad para nosotros y ocurrió exactamente todo lo contrario.

    Nos preparamos y nos montamos en una de esas lanchas, y a toda velocidad partimos rumbo a mar abierto. El viento de frente era bien fuerte, así que como era de esperar, esta región del Pacífico tampoco iba a darnos aquella tranquilidad que vinimos buscando. Los saltos que daba la lancha eran como martillazos en la cabeza, pero el increíble paisaje marino que nos sorprendió mientras navegábamos entre islotes rocosos cubiertos de una vegetación preciosa y exhuberante, unido a la ilusión de ver ballenas por primera vez en la vida, era más fuerte.

    Finalmente las vimos a lo lejos y hacia allá fuimos. Se trataba de una madre con su cría, a quienes seguía un macho adulto. A pesar de tener previa idea de su tamaño, estar frente a ellas es algo que no se puede describir con palabras, hay que estar ahí. Enseguida recordamos las palabras de un amigo costarricense, quien nos dijo que ver a una hembra adulta (son las más grandes de esta especie) es como ver un omnibus en el agua; así de impresionantes son.

    Nos desplazamos a su lado por buen rato y las vimos saliendo a la superficie muchisimas más veces de lo que esperábamos, tal vez porque las crías necesitan tomar aire frecuentemente. Nunca pararon y allí íbamos nosotros a su lado a toda máquina también.

    Llegó un momento en que nos alejábamos demasiado de la costa, el mar continuaba fiero y para colmos se acercaba una tormenta, era ya el momento de volver, sí, volver pero con un VALIÓ LA PENA en mayúsculas. Ha sido una de las mejores experiencias de todo este recorrido por Centroamérica, no deja de sorprendernos la cantidad infinita de cosas que se pueden hacer mientras se hacen viajes así. Esperamos seguir "chocando" con situaciones inesperadas tan fantásticas como ésta, pero de verdad que quisiéramos que ésta misma, así mismo como fue se repita pronto 😊👍
    Leer más

  • Flash flood

    15 de agosto de 2021, Panamá ⋅ 🌧 26 °C

    Cuando un letrero dice que hay que tener cuidado porque el río crece repentinamente, quiere decir que el río crece... repentinamente. Y no hay tiempo para escapar.

    Era domingo por la tarde y estaba nublado. Una familia grande estaba cantando a capella canciones románticas, salpicadas de alcohol y de agua del río. Otro grupo de gente joven bailaba por allá, cerca de su carro. Un matrimonio y un amigo que habían venido de la ciudad en moto se tiraban desde la parte alta del cañón y se dejaban arrastrar por la corriente. Salían y repetían.

    Empezó a llover, como casi todas las tardes en esta región. La lluvia fue ganando en intensidad hasta convertirse en aguacero tropical en toda regla. Los cantantes recogieron sus niños y sus botellas y se fueron. Los bailadores seguían en lo suyo, a unos metros de la orilla. El trío de la ciudad puso sus pertenencias lo más alejadas posibles del agua. Nosotros seguíamos allí, refrescando pero atentos a cualquier síntoma de cambio en las condiciones.

    Ya llevaba un rato lloviendo cuando salimos porque “enough is enough” y no hay que tentar a la suerte. Desde arriba vimos que la corriente arrastraba hojas. Les advertimos a los muchachos que eso era el primer signo de que la crecida era inminente. Fueron a sentarse en la otra orilla, a pesar de que les dijimos que podrían quedar aislados allí si la cosa se ponía fea. En eso llegaba un grupo de muchachones que nos parecieron locales a meterse al agua.

    Caminamos sobre las rocas, en el sentido contrario a la corriente, durante unos treinta o cuarenta segundos. Ya se apreciaba un ligero cambio de color en el agua, el segundo signo de lo que se venía. Miramos hacia lo lejos, de donde viene el río, y la vimos venir: una enorme “cabeza de agua”, carmelita y con espuma. Empezamos a gritar como locos a los que permanecían en el río. Los muchachones salieron enseguida. Los otros tres, se encaramaron en las piedras de la otra orilla. No les quedó más remedio que saltar por la parte más estrecha del cañón. Primero saltó la mujer. No le dio bien el impulso y cayó sobre las piernas, los pies en el vacío. Luego saltó el esposo, que también se cayó, pero más adentro. Al tercero no le dio tiempo, el agua ya había ganado mucho terreno. Subió y se internó en el bosque.

    Salimos corriendo hacia la zona más alta para ponernos a resguardo. En cuestión de minutos el agua cubrió todo y arrastró a su paso las pertenencias olvidadas, entre ellas, las llaves del carro de lo últimos muchachos que habían llegado, que no eran locales sino que habían manejado cuatro horas para llegar aquí.

    La lluvia arreció. La pareja preocupada por la suerte de su amigo encendió sus motos y salieron a tratar de rescatarlo. Apenas cien metros más alante, encontraron la carretera interrumpida por una corriente de agua. Se aventuraron, pero una de las motos se ahogó y tuvieron que regresar. Los otros jovenes, mientras tanto, evaluaban la mejor manera de romper uno de los vidrios del carro porque, afortunadamente, tenían otra llave dentro.

    Después de cuatro horas, los motoristas lograron arrancar la moto ahogada y los otros lograron forzar una puerta y coger la llave de repuesto. Ya era noche cerrada cuando todos nos fuimos, empapados y cansados, convencidos de que la crecida repentina no avisa.

    No conservamos una sola imagen de esta experiencia, pero ha quedado impregnada en nuestras memorias para siempre. Estas fotos fueron tomadas al día siguiente cuando la crecida fue mucho menos y más paulatina. Aquí no se aprecia la violencia con la que el agua al inicio chocaba contra las rocas a la entrada al cañón, cuando borboteaba como lava dentro de él ya casi lleno, ni cuando se inundó todo todo de la manera más brava que se pueda uno imaginar.
    Leer más

  • Indígenas bloquean la carretera

    12 de agosto de 2021, Panamá ⋅ 🌧 29 °C

    Aunque ya nos habían advertido de los bloqueos de carretera desde México, no fue hasta llegar a Panamá que lo vinimos a experimentar. En este caso se trata de indígenas de diferentes comarcas (así le llaman por acá a los distintos asentamientos) de esta región que reclaman la construcción de carreteras que conecten ésta, la famosa Panamericana, con sus comunidades en las montañas.

    Los indígenas habían colocado piedras y troncos sobre la vía, tenían pancartas y pacíficamente gritaban consignas de unión y lucha por sus derechos. Nos acercamos a ellos para conocer los detalles y por un rato intercambiamos sin grandes preocupaciones de nuestra parte. Era la primera vez que veíamos algo así y nos resultaba tan interesante que hasta nos olvidamos del tiempo que transcurría sin que pudiéramos continuar nuestro camino. Pero como era de esperar, al cabo de un rato los ánimos empezaron a calentarse y se conglomeraron cada vez más demandantes, gente como nosotros que transitábamos por esta carretera, y policías.

    En un momento uno de los conductores comenzó a exigir también su derecho de circular libremente, pero enseguida una señora vistiendo el uniforme de la policía le exigió calma y respeto por aquellos que estaban ejerciendo el "derecho a expresarse libremente" (esas fueron sus palabras); y la respuesta del hombre fue "¿y nuestros derechos? ".

    Queda claro que la situación no era cómoda para nadie, hacía bastante calor y no pasó mucho para que otros tomaran partido en el asunto. Algunos choferes comenzaron a tocar el claxon y varios camioneros arrancaron sus motores a manera de advertencia. Hubo un camionero que mostró palos y machetes, y al ver que frente a él se congregaron aún más indígenas (especialmente hombres con troncos y piedras), hizo algo que nos preocupó mucho: él y su colega empezaron a colocar una hamaca delante del parabrisas. Su intención era clara, se taparía a sí mismo la visibilidad para acelerar hasta romper el cerco de personas.

    Simultáneamente notamos que había policías ya posicionados a todo alrededor de los manifestantes, quitando disimuladamente las piedras del camino. Quien parecía ser el oficial al mando – que llevaba ya más de una hora dialogando con los que parecían ser los líderes de esta protesta – permaneció en el centro de la multitud pendiente de lo que ocurría, y cada pocos minutos hablaba por teléfono. Al ver la iniciativa de los camioneros, y en especial de ese de los palos, los machetes y la hamaca, enseguida quiso acelerar la negociación.

    En ese momento nosotros también arrancamos, habíamos llegado al punto crítico en que, o se disolvía el bloqueo por voluntad propia de los indígenas, o iba a haber un conflicto a otra escala. El desenlace fue el mejor para nosotros. Los indígenas decidieron dejarnos pasar y se marcharon caminando todos al borde de la carretera mientras cientos de carros, rastras, pipas de combustible, motocicletas y de todo tipo de vehículos descongestionaban el lugar. Fue realmente impresionante esta escena donde todos menos los indígenas estábamos motorizados. Claro, que si reclaman carreteras es porque disponen de vehículos o necesitan que los ómnibus públicos lleguen allá arriba; solo en Nicaragua vimos que el transporte era un grave problema para la inmensa mayoría. De todas formas, el sentimiento de apoyo a su causa nos dio por pitar repetidas veces mientras les pasábamos por al lado y por el retrovisor se les veía saludando, sonriendo y adentrándose en el monte.

    Esta vez solo fueron 2 horas, pero aquí mismo conocimos un viajero suizo que casualmente venía detrás de nosotros, y que nos contó que ya ha vivido bloqueos de hasta 9 horas. No sabemos si la acción que vimos resolverá el problema de estas personas, pero sí presenciamos un conflicto que de principio a fin fue civilizado y donde se respetó, con la excepción de unos pocos camioneros, los puntos de cada cual, aunque era evidente el dominio de la situación por parte de la policía.

    Nosotros decidimos al final dar media vuelta y cambiar nuestros planes, durante el tiempo que duró el bloqueo, nos enteramos que éste no era el único punto ni la primera vez que en el día de hoy impedían el paso por la carretera. Existía la posibilidad de que más adelante hubiera otros grupos que hicieran lo mismo, y hasta nos dijeron que en el siguiente había mínimo 300 indígenas; así que nos dirigimos nuevamente a Gualaca, ese río precioso que ya habíamos disfrutado antes, pero que también nos tenía una sorpresa.

    Al poco tiempo de llegar comenzaron lluvias torrenciales, el río creció tanto que tuvimos que salir del cañón apurados para no quedarnos atrapados por las aguas. Ha sido un día donde hemos tenido experiencias bien interesantes, donde hemos aprendido un montón, pero de verdad preferimos que no nos vuelvan a pasar. 😁
    Leer más

  • Mantenimiento al tanque de gas

    9 de agosto de 2021, Panamá ⋅ 🌧 29 °C

    Hacía tiempo estábamos por hacerlo. Nos habían dicho que había que vaciarlo y quitarle el óxido con cepilla de bronce y otras medidas para que no ocurriera un accidente durante el mantenimiento; hasta que teníamos que buscar una empresa especializada en este tipo de tratamientos... también nos dijeron que el trabajo iba a costar caro. Al final este señor, con la sonrisa de muchos panameños e inspirando total seguridad en unos pocos minutos con una espátula y un cepillo de acero lo limpió muy bien y luego le aplicó la pintura antioxidante; el trabajo solo costó $5.00 USD.Leer más

  • Cangilones de Gualaca

    3 de agosto de 2021, Panamá ⋅ 🌧 28 °C

    El río Estí ha ido socavando la roca durante miles de años hasta formar este cañón estrecho cerca del pueblo de Gualaca, en la provincia de Chiriquí.

    El agua fresca, azul verdosa y las rocas que sirven de trampolín atraen a la gente de los alrededores en las tardes y fines de semana. Dicen que en temporada de seca, cerca de fin de año, el lugar se repleta y hasta cobran la entrada.

    La corriente es un poco fuerte así que al que se queda quieto lo arrastra; ideal para "navegar" en un salvavidas o cámara de camión.

    Una parada obligatoria en la ruta entre las costas Caribe y Pacífico. Está señalizado el camino y pavimentado. Eso sí, hay que llevar todo lo que uno necesite porque, por suerte, allí no hay ventas ni servicios.
    Leer más