Llegamos aquí de casualidad casi, sin planearlo, por una recomendación de un señor al que conocimos en Aínsa, Huesca. Valió la pena sin duda, una joya que nos transporta a otra época pasada.
Domingo con ajetreo en sus calles empedradas. Probamos su famosa “Galette”, que Unai disfruta especialmente. El viaje hasta allí ha sido difícil y merecíamos un descanso. Ya queda menos para el destino final y lo cerca se hace lejos.Read more