Llegamos en tren desde Lisboa, caminamos por un montón de callejuelas que suben y bajan por cerros. Nosotros con un rumbo no muy definido consultamos a un mesero que nos explicó que la cantidad de palacios en Sintra daban para una semana de recorrido, entonces nos conformamos con ir al Palacio da Regaleira.
Y valió la pena.
Allí pasamos casi toda la tarde. Es una quinta enorme con muchas construcciones, laberintos, cavernas, pozos extraños y un palacio construidos a fines del 1800 y principios del 1900. Además tiene una pequeña capilla, esculturas, diferentes tipos de vegetación, un sequoia y hasta una pequeña cascada.
Sin dudas dejamos mucho de Lisboa y Sintra en el tintero, esperamos que haya una próxima oportunidad de recorrer con más tiempo lo que dejamos pendiente.