Las Peñitas

Sin cambiarnos la ropa del volcán, fuimos a mandar unas cartas a los enanos. Pero fue misión imposible. Parece ser que no se puede enviar correo postal desde este país.
Desde el hostel nos ofertaron ir a la playa a la tarde, y reunidos con unos cuantos de la mañana, allí que nos fuimos.
El Pacífico estaba preciosos, y el anochecer, por fin, pudimos disfrutar con unas cuantas cervezas.
Cansados, volvimos a León para tomar unas hamburguesas que supieron a chuletón. Pero al volver a la habitación nos esperaban dos sorpresas. El detalle por parte del personal del hostel poniéndonos flores en la cama, y de nuevo, un par de visitantes de 6 patas y muchas antenas del tamaño de un coche.Læs mere