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  • Day 2

    De camino a las ciudades catalanas

    July 13, 2023 in Spain ⋅ ☀️ 31 °C

    La levantá fue digna de la noche anterior. A partir de las 4 o 5 empezaron los tractores con melocotones. A las 7 el camión de basura y a las 8, para rematar, comienzo nuevamente de la tamborada. Y todo ello a escasos 10 metros de nosotros.
    La parte buena es que madrugamos con ganas y continuamos viaje bien pronto.

    La llegada a Tarragona también tuvo algo de aventura. Pusimos en el tonton Tarraco Nova.
    Aparecimos en medio de la ciudad, en la lavandería Tarraco Nova. Buscamos aparcamiento junto a Tarraco.
    20 minutos después llegamos al aparcamiento del puerto deportivo Tarraco Nova, a 4 años luz de los monumentos.
    Buscamos un parquin junto al anfiteatro y volvimos a aparecer, 30 minutos después, en el centro de la ciudad. Ya en la última tentativa logramos llegar a nuestro destino.
    Nada más aparcar vacunamos a la perra. Por fin tranquilos en la calle con ella. Y breves minutos después por fin el anfiteatro. Una absoluta pasada. Se ve entero desde la calle, y está pegado al mar.
    Paseo arriba y paseo abajo vimos toda la ciudad romana. Entre medias cervecita fresquita en una plaza super turística, a precio de tasca cutre madrileña.
    Hay que destacar que todos los tarraconenses fueron super amables con nosotros.
    Tras comer la perra (a nosotros se nos olvidó) cogimos camino a Barcelona.
    La llegada fue rápida. Entramos en la diagonal de Barcelona y descubrimos por qué dicen que los catalanes son raritos. Un bucle temporal nos rodeó. El tonton marcaba 20 minutos, y tras pasar uno de los 30000 elevado a 499 semáforos de esa calle ( nos más lejos de 50 metros del semáforo anterior) el tonton marcaba 35 minutos.
    Nos sorprendió la capacidad de organizarse de los barceloneses para quedar todos de acuerdo en la Diagonal y cruzar los semáforos a nuestro paso.
    Vimos el Camp Nou, desde la auto. La Rambla, desde la auto. Y Ana logro ver una esquina de la sagrada familia, desde la auto.
    Tras desistir de encontrar aparcamiento decidimos salir de la ciudad para intentar pasar la noche. Encontramos una zona de bosque, que resultó ser un barrio de Barcelona, y cenamos en un restaurante catalanoperuano.
    Otro lugar del mundo donde no saben hacer bravas, pero a cambio descubrimos una nueva cerveza, 18/70 según mi versión, 17/30 según la de Ana.
    Nos fuimos a dormir, y tras mi enfado porque el mundo gira en una dirección y no otra (o algo similar que ya no recuerdo) Ana escucho ruidos de posibles amigos de lo ajeno. Resultó ser una parejita de jabalíes que estuvieron cenando bajo nuestra autocaravana.
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