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  • Day 8

    Florencia II, bendición papal.

    August 15, 2023 in Italy ⋅ 🌙 27 °C

    Hoy ha sido un día peculiar y para recordar.
    Carlos pidió la mañana libre, es decir, sin nosotros. Me da la impresión de que la perra se apuntó con muchas ganas.
    Así que Ana, Oli y yo emprendimos camino de nuevo a la ciudad antigua, con la sensación de ya controlarlo todo (hasta el "grache, prego" cada vez que alguien te miraba más de 3 segundos)
    Llegamos a la plaza del Duomo y fuimos a la catedral. ¡Cerrada ! Es festivo en Italia y había misa de 11. No se podía visitar .
    Sólo entraban los que iban a misa, así que Ana se puso camiseta con mangas y entramos.
    La misa la oficiaba el obispo, quizás cardenal (por lo del cinturón rojo) Al finalizar nos dijo que el Papa había pedido que se bendijera a todos los que estábamos en la misa de la catedral. Eso que nos llevamos y gratis. Tendré que preguntarle a Jesús el sobri si es como un pase que elimina en el juicio final las veces que he maldecido y hablado mal de la familia del jefe.
    Tras salir en estado de santidad, nos acercamos al batisterio ( No vale mucho la pena, porque lo único interesante está en reconstrucción y no se ve.)
    Para rematar la mañana nos acercamos a la iglesia de santa Croce, dónde estaban las tumbas de los personajes ilustres del lugar, como Galileo, Leonardo, Miguel Ángel, Maquiavélico y Dante.
    Tras comer macarroni con tomati, limpiar la auto y recargar aguas volvimos a nuestro objetivo, sacarle todo el jugo posible a Florencia en 2 días.
    Íbamos a subir a la Torre de la catedral.
    414 escalones por pasillos muy estrechos donde constantemente nos cruzábamos con el producto de una sociedad de estrés y excesos alimenticios para compensar todo tipo de carencias. Realmente, cada uno es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera, pero en la subida a estos sitios del renacimiento cruzarse con 50 o 60 de ellos es un peligro .
    Oli y yo subimos primero. En algún momento echó manos al suelo para seguir subiendo, pero al final lo conseguimos.
    A continuación subieron Ana y Carlos. Nos los cruzamos a la bajada, sin perra. Se la habían dejado a unos españoles mientras nosotros llegábamos.
    Carlos subió los escalones de 2 en 2 y Ana le siguió como pudo. Después paseo a despedirnos de David ( el de un tal Miguel Ángel) y de Neptuno y cena en la plaza de la catedral. Junto a nosotros un italiano tocando la guitarra. El rato fue absolutamente mágico.
    En fin, Florencia es uno de esos sitios en los que vale la pena ir al menos una vez en la vida, y después repetir.
    Ya poco quedó se lodel día. Ducha, Ana y yo nos acercamos a una lavandería a hacer la colada, y a descansar de un largo día.
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