Primera parada portuguesa (sin contar la del peaje), TAVIRA. Un pueblo pesquero encantador con sus típicas casitas blancas. Subimos al castillo, vimos una panorámica increíble (que no es la de la cámara oscura) y exprimimos al máximo la única fuente de agua que encontramos (un grifo del castillo), que nos dio la vida.
Fue un paseo muy muy caluroso pero que mereció la pena, sobre todo por la calle tan espectacular de la pared verde.Read more