Indonesia 2024

🇪🇦Ana:
A pesar de que nuestro camarote está justo encima del motor del barco, que hace un ruido continuo y bastante fuerte, hemos dormido de maravilla. Será el mar, y el sol, y la aventura. Será quizás el ligero mecer de las olas, que nos devuelve al sueño de un bebé.

Alarma a las 4:15. Tras un breve desayuno, nos ponemos en camino hacia la isla de Padar, dónde vamos a subir al punto más alto para ver el amanecer. A pesar de ser un punto de encuentro para todos los viajeros de todos los otros barcos, ha sido un momento mágico. Con los primeros rayos del sol, queda a descubierto la isla, que se caracteriza por sus tres playas: una de arena negra, otra rosa, y otra blanca.

Después de muchas fotos y un paseo hasta abajo, volvemos a coger el barco para ir a una playa de arena rosa. Este efecto tan especial tiene su causa en pequeños trozos de coral rojo, que con el paso del tiempo, se han ido mezclando con la arena, creando así una playa llena de rosas y azules. Aquí hacemos, por supuesto, más fotos y vídeos con el dron (los guías indonesios son muy entusiastas con el material audiovisual que nos llevamos a casa).

El plan de por la tarde es visitar la isla de Rinca, donde viven los dragones de Komodo. ¡Qué bichos más malos! Parecen lentos y tranquilos, pero son unos auténticos depredadores, con una saliva venenosa que mata a sus presas poco a poco, mientras ellos las siguen pacientemente. Les vimos caminar un poco, mientras los guías del parque estaban atentos a sus movimientos, con unos palos largos en forma de Y, en caso de tener que intervenir.
Algo único.

Terminamos el día con un baño a la luz de la puesta de sol, saltando desde la proa del barco, seguido de un auténtico espectáculo protagonizado por miles y miles de... ¡murciélagos! Cada atardecer, dejan la cueva en la que viven durante el día, para cruzar el mar hacia otra isla, donde van en busca de fruta y comida. Nunca habíamos visto nada igual. Final de un día perfecto, disfrutando de los colores en el agua y en el cielo, con música, una Bintang fresquita y los brazos de Julian abrazándome. ¡Pero qué suerte tenemos!Read more