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  • Day 6

    Montevideo

    November 4, 2022 in Uruguay ⋅ ☀️ 18 °C

    Llegamos a Montevideo a la hora prevista, pasamos al supermercado y luego unomnibus (bus urbano) nos dejó a una cuadra de nuestra última residencia, un departamento en un antiguo edificio dentro de la ciudad vieja.

    La llave era de aquellas antiguas como de cofre del tesoro pirata, y varios escalones (conté 54) después, entramos al departamento.

    Con Amabile comimos mientras mis papás fueron a dar vueltas. Salimos a caminar por el paseo peatonal y volvimos al departamento.

    Al día siguiente caminamos nuevamente por el paseo peatonal que comienza por la plaza de la independencia, pasa por la puerta de la ciudadela, luego dos plazas más y finaliza en el mercado del pueblo.

    Según un vendedor local, fue diseñado para que turistas caminaran por el área comercial y terminaran en el mercado para comer algo.

    En el mencionado mercado hay varios locales de parrilladas, con un precio de 2000 pesos uruguayos (USD$50) aproximadamente el brasero para dos (pero prometen que comen tres).

    Después de almuerzo salimos a caminar nuevamente en búsqueda de yerba mate para llevar a Chile.

    Llegando el domingo, y después de un buen desayuno salimos por los souvenirs y por una parrillada como la última gran guinda de la torta antes de volver a Santiago. El local elegido estaba al fondo del mercado, justo al frente de la aduana.

    La señora del departamento creía que nos iríamos un día después, así que no esperaba más huéspedes ese día y podimos usar el departamento todo el día para dejar el equipaje y recorrer por última vez la ciudad. De hecho, le dejamos el dinero en un florero, así de confianza.

    De hecho, eso es notable de los uruguayos: son gente bien educada, sencilla y amable. Otra cosa notable es que desde pequeños toman mate, escuchamos unos preadolescentes discutiendo sobre sus yerbas favoritas mientras tenían su mate y su termo.

    Hay muchos omnibuses que llegan desde el centro de Montevideo al aeropuerto, así que llegamos con toda tranquilidad.

    En el scanner no dejaron pasar una amatista a mamá porque por su tamaño se consideraba un "objeto contundente", fuera de eso, no hubo contratiempos en el embarque.

    Al volver a Chile, la única en ser seleccionada para PCR fue mi mamá. Pero en lo demás ni el SAG se preocupó demasiado por las artesanías, la matera (un bolso para llevar mate y termo) o la yerba mate que trajimos.

    Desde el aeropuerto al departamento tomamos un Cabify, con lo que concluímos el viaje. Por lo menos Amabile y yo, porque a los viejitos todavía les queda el tramo final camino a Chillán.
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