Hoy era un día muy esperado: íbamos a visitar el Teide. Teníamos muchas ganas de ver con nuestros propios ojos el pico más alto de España, así que madrugamos bastante. Desde el principio hubo dudas sobre si subir o no hasta los 3.000 metros en teleférico, porque el billete costaba 40 euros. Decidimos dejarlo en manos del destino y ver si quedaban entradas cuando llegáramos.
Para nuestra sorpresa—aunque no tanta—cuando llegamos, los tickets estaban agotados. Julián y yo queríamos subir, pero el último teleférico era a las 4, y al final nos tocó hacer otra ruta alternativa. La ruta de los Roques de García, de casi cuatro kilómetros, nos permitió recorrer los alrededores del Teide con vistas espectaculares. Tuvimos suerte con el tiempo: el cielo estaba completamente despejado, sin nubes, y la montaña se veía increíble.
Después de la ruta, comimos por la zona y nos dirigimos a otro punto que nos llamaba la atención: el mirador de Chipeque. Teníamos muchas expectativas, pero el cielo estaba tan espejado que no pudimos ver lo que lo hacía famoso, ya que debajo del mirador todo estaba cubierto de nubes.
Para compensar, fuimos a otro mirador que había buscado y que me encantó: el mirador de Cruz del Carmen, en Anaga. Nos hicimos unas fotos increíbles y disfrutamos mucho del paisaje.
Después de eso, dimos por terminado el día y volvimos directamente a casa. Hicimos la compra y nos fuimos a dormir, cerrando así otro día espectacular en Tenerife.Leia mais