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  • Day 12

    De camino al Mare Nostrum, Florencia.

    August 19, 2023 in Italy ⋅ ☀️ 26 °C

    Llevábamos ya algunos días baturrando una alternativa al viaje por la Costa Azul. La vuelta por los Alpes, aunque tentadora, es parte del proyecto del próximo año. Además, el arreglo de la autocaravana no funcionó cien por cien, por lo que la estamos tratando con cariño, sin grandes acelerones ni sobre revoluciones hasta que nos la vean en Madrid.
    La otra alternativa, con su puntito de gracia como fin de la aventura, es dejarnos sumergir en la esencia veneciana y lanzarnos al Mare Nostrum hacia nuestras tierras.
    Y en ello estamos.
    Para viajar en barco (Ferry en este caso) a Barcelona tenemos dos posibilidades, desde Génova y desde Civitavechia, junto a Roma.
    Para Génova ya no era posible reservar nada, así que nos dirigimos camino a Roma, a montar en nuestra Nao Victoria (para los curiosos, la Nao Victoria fue la única que logró regresar a España tras dar la vuelta al mundo con Magallanes)
    El viaje desde Verona es de unos 500 kilómetros, lo que a velocidad de autocaravana y en fin de semana de agosto en Italia, puede suponer unas 7 horas, por lo que lo dividimos en dos, o más bien en tres. Hoy volveríamos a Florencia, mañana domingo a un lago a 60 kilómetros de nuestro destino, y el lunes llegaríamos a puerto a embarcar por la tarde.
    El viaje va a ser peculiar.
    Ya no quedaban camarotes, y la perra viene con nosotros.
    Para dormir hemos reservado 3 sillones parecidos a los de los hospitales. Y el cuarto se quedará en cubierta con la perra.
    Pero eso es el futuro, que aún está por escribir.
    El viaje a Florencia fue bien.
    Volvimos al área que ya conocíamos, discutimos con una vecina porque la Tierra no es plana, y pasamos las horas de calor jugando a lo que podíamos.
    Para la tarde reservamos un free tour sobre misterios de Venecia.
    Carlos revindicó su derecho de adolescente a pasar de nosotros un par de horas, por lo que cogimos el tranvía Oliver, Ana y yo.
    Tras llegar a Florencia como el que llega a su casa ( todo nos era familiar) dimos un paseo haciendo tiempo, con helado italiano incluido. Cuando quedaban 10 minutos mire en la aplicación el sitio exacto, que estaba a 15 de donde yo pensaba, por lo que llevamos a Oliver literalmente corriendo de una punta a otra de Florencia. Cuando termine el viaje será capaz de correr una maratón sin despeinarse.
    La guía tenía algo peculiar, que quedó desentrañado cuando nos dijo que era gallega. Sus esfuerzos por ser divertida son algo digno de reconocer (para el que dude de mi apreciacion que se imagine a Fraga o a Rajoy de juerga, contando chistes)
    Las historias que contó fueron muy curiosas. Parte de realidad, con su puntito canalla y muy humano (celos, cuernos, comidas aderezadas que te llevan a la tumba...) Y parte de fantasía (ángeles que pintan cuadros, muertas que no están muertas...), en fin, dos horas super agradables
    Terminamos en la plaza de las estatuas dónde estaban dando un concierto de música clásica al aire libre. Un escándalo.
    Ya de vuelta nos duchamos y nos acercamos a una pizzería junto al área a cenar.
    El mundo de las pizzas en Italia es algo para escribir un tratado de más de 1000 páginas. Imagino que como es algo que les pondrán hasta en el biberón (o chupete de peperoni) ellos lo entienden, pero los ingredientes y sabores tienen poco que ver con lo que comemos en España.
    Las 4 que pedimos tenían:
    La margarita solo pomodoro y queso.
    La segunda (a partir de aquí innombrables) con espinacas y albahaca, la tercera con patatas rojas que más bien parecen rábanos, y espinacas, y la cuarta con queso burrata, tomate seco y hojas que lo vendan como lo vendan eran dientes de león. ¿Cual había pedido Oliver?
    Con esto el día dio por finalizado y nos enfrentamos a otra noche de calor y mosquitos muertos de hambre.
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