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- Day 8
- Tuesday, July 23, 2024 at 5:47 PM
- ☀️ 29 °C
- Altitude: 427 m
SpainCaín43°14’13” N 4°53’28” W
Dia brutal, susto incluido

En efecto, el título del día no engaña. Nos encontrábamos tan bien tras la ruta de ayer que decidimos probar algo más fuerte. Despues de valorar varias opciones nos decantamos por subir desde el pueblo hasta el collado de Valdeón y si nos encontramos con fuerza seguir a la vega de Liornes.
Traducción para los que no están aquí: El collado de Valdeón está en lo alto del monte, así como a 4 horas de subida sin descanso. La Vega de Liornes está en el fin del mundo. Subiendo hasta Marte, te desvías un poco a la izquierda en el campo de asteroides y a mil kilómetros de Júpiter subes a la derecha. Pues más o menos así.
Empezamos con un calor desconocido para la zona: 27 grados a la sombra. La realidad es que en algunos momentos el calor fue importante. Si tenemos en cuenta que estuvimos más de 6 horas al Sol, pués hacer cuentas.
Empezamos a subir. Primer collado. Seguimos subiendo. Segundo collado con 1 refugio. Más subida. Siguiente collado está vez con abrevadero. Continuamos. Abrevadero y refugio. Más collados y refugio a lo lejos.
Y al final llegamos al collado de Valdeón. Más de 2,5 horas de subida constante ( de las 4 que marcaban abajo. Será que teníamos prisa por llegar)
Cogimos camino a Fuente De, pero a los 30 minutos nos habíamos aburrido. Llanear y bajar. A quien se le ocurre.
Volvimos al collado y decidimos seguir el camino del refugio de Collado Jermoso. Y ahí comenzó la verdadera aventura.
El refugio está jelos, pero lejos lejos. Según las indicaciones, a 8 horas de ida y otro tanto de vuelta desde Posada. Por eso lo descartamos como ruta inicial. Pero acercarnos un poco a través de la Vega de Liornes era una opción muy tentadora ( tontadora, que dirían aquellos que piensan que qué se nos ha perdido allí)
Tras un paseo bordeando las montañas, llegamos a la escupidera. Sin exagerar, 1 kilometro de distancia con 500 metros de altura. Más empinado que las escaleras de una casa.
El camino empezaba con un canchal (puñao de piedras sueltas en la ladera de una montaña, que cuando son pequeñas pueden hacerte caer o resbalar muchos metros ) por el que resbalabas cada dos por tres. Cuando parecía que lo pasabas llegaba terreno de arena, que resbalabas mucho más. Más canchal y más piedras, y tu corazón que se salía del pecho... Bueno, miento, solo el mío.
Fiona buscando cualquier sombra. Ana tipo hada, subiendo la madre de todas las cuestas como el que va a comprar el pan.
Y así metro tras metro. En pocos casos aprecias cada paso que das y cada metro que subes. Tras casi una hora de esfuerzo sostenido llegamos a un repechito que daba pie a la cuesta final. Y allí vino el susto del título del día. Ana se empezó a preocupar por mí cara. Yo 140 pulsaciones y el cuerpo no responde. Me siento y Ana se sube el monte corriendo por buscar un sitio a donde poder pedir un helicóptero si hace falta. 5 minutos de descanso y recojo mi mochila y la de Ana y sigo monte arriba, hasta que Ana vuelve, me dice que no queda nada y me acompaña hasta arriba. El susto ha sido brutal. Se ha quedado en nada, pero me he perdido el viaje en helicóptero 🚁.
La llegada arriba es brutal. El mundo cambia totalmente. Lo primero que se nota es un aire fresco. Solo entrar en el macizo y el calor asfixiante se convierte en un fresco ideal. El paisaje hay que verlo. Todo es tan grande que te sientes muy pequeño. Y el color, gris como la luna. Alguna pradera de hierba pero ni asomo de un árbol.
A lo lejos ya se veía el refugio de Collado Jermoso. Otro año cae con seguridad.
Tras tomar algo de comer (a Ana no le pareció suficiente lo que yo comí y tuve que completarlo) Volvimos bajando lo subido. La escupidera nos costó un rato. Cada dos minutos Ana me preguntaba " vas bien? Y tus pulsaciones?"
La vuelta a ella le costó más que a mí. No sabes bien cuánto has subido hasta que lo tienes que bajar. 11 kilómetros de bajada en los que repetimos varios abrevaderos, un par de cabañas, y Fiona buscando la sombra de cualquier árbol para respirar.
Al final, a las 6 de la tarde llegamos a la autocaravana y pudimos ducharnos (con agua fría, seguimos sin gas) y comer.
Ya un rato después nos acercamos al pueblo y nos tomamos unas jarras de cerveza que sentaron genial. Cenita y a descansar, que mañana seguro que se nos ocurre algo más.Read more
TravelerSi es que con ese esfuerzo hay que comer mucho yerno. No puedes comer como un pajarito. Bueno, ya sabes, bicho malo.....😜😜😜