• Legoland, parque de atracciones de lego

    12 августа, Германия ⋅ 🌙 22 °C

    Amanecimos en el aparcamiento a las 7 de la mañana. Diez minutos después ya estábamos Ana, Fiona y yo dando un paseo por la orilla del Danubio. A las 8 despertamos a dormilones y sin dar tiempo a quitarse legañas arrancamos camino del aparcamiento de legoland para coger buen sitio y desayunar allí. Buscábamos algo de sombra para Fiona, que pasaría toda la mañana en la auto.
    Legoland es un parque de atracciones, muy famoso en Alemania, basado en los muñecos y la aventuras de lego. Los personajes que abarrotan el parque están hechos con estas figuras y las atracciones simulan sus muñecos.
    Carlos y Ana montaron en todas las montañas rusas del parque. Bajaban de ellas intentando convencernos de lo suaves que eran y la maravillosa experiencia que nos estábamos perdiendo. A ti seguro que te encantaría, no dejaba de decir Ana. Oliver acabó montando en una, que parecía muy flojita pero era muy potente. Carlos era su acompañante y más de una vez tuvo que sujetarle el corazón que se le salía por la boca . Yo me abstuve.
    Desde las diez que entramos hasta las cuatro y cuarto que salimos solo paramos para ir al servicio un par de veces. En total montamos entre todos en la montaña rusa del castillo, paseo en coche de pedales sobre el parque, montaña rusa con lupins, la competición de camiones de bomberos, en la que fuimos el equipo ganador, montaña rusa de la cascada, donde montó Oliver, Torre sobre el parque, circuito de ninyajo, montaña rusa de coches, legos de Atlántida, y tren que recorre el parque. Además vimos una representación de un grupo de ciudades alemanas y algunas europeas hechas de legos. Hay dos detalles que nos siguen sorprendiendo en este viaje y que hacen que queramos ser un poco alemanes. No, no es su musica. Llevamos dos días durmiendo junto a un pueblo en fiestas y se nos hace un poco pesado el acordeón. El primer detalle es la tan conocida eficiencia alemana, cuyo secreto y misterio es el respeto. Respeto al trabajo que realizan, que supone que todo esté perfecto. Respeto a las propiedades de los demás a un nivel que no imaginamos. Sorprende ver cómo en legoland un trabajador dejaba su móvil en un banco, se marchaba a seguir trabajando y a la vuelta el móvil seguía alli. Los tresmil carros plegables llenos de las pertenencias de la gente se quedaban a la entrada de la atracción y nadie los tocaba.
    Respeto a las normas. En las reducciones de carriles ( de tres a dos, por ejemplo) el carril izquierdo queda vacio. Todo el mundo se coloca a la derecha por lo que la fluidez del tráfico continua.
    Por otro lado la educación, sobre todo de los niños. En legoland podrían estar más de cincuenta mil niños y niñas y solo se escuchaba a los italianos y españoles. Nadie levantaba la voz. No había rabietas ni similares. Que envidia más grande.
    En vez de parar a comer en el parque salimos a ver a Fiona y nos fuimos a comer a un burguer King al lado del parque. Mi hamburguesa era de tamaño descomunal al cuadrado. Y estando lleno de niños, no se oía a nadie.
    Volvimos al área de la noche anterior pero está vez sí conseguimos plaza dentro. Pasamos el resto de la tarde remoloneando. Ana y yo dimos un paseo a la orilla del Danubio y preparamos una buena cena que comimos fuera, hasta que los mosquitos comenzaron a comernos a nosotros. Partidita de rumi y por fin a dormir, que mañana tenemos un par de horas de viaje para llegar a Munich.
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