• Cataratas en el Rin, en Suiza.

    August 17 in Germany ⋅ ☀️ 27 °C

    La noche en el camping fue regular. La vía del tren pasaba a apenas 5 metros de nuestras cabezas y no se detuvo en toda la noche.
    Salimos camino de Suiza, Ana conduciendo y yo sobreviviendo a una migraña bastante potente, que duró hasta casi la hora de cenar.
    Para un rato de apenas 2 horas no queríamos pagar el pase anual para usar las autopistas de Suiza
    . Así que, sin datos en los móiles, con un mapa descargado en el navegador y conduciendo por carreteritas casi de cuento llegamos a las cataratas de Rin. Un aparcamiento enorme que se llenaba por minutos. Miles de turistas de todo lugar, forma, tamaño e idioma. Era lo más parecido a las películas de puertos espaciales con astronautas araña, cerdosapos, cabezasbuque...
    Todos juntitos nos acercamos a unas escaleras estrechitas donde un grupo más numeroso si es posible intentaba subir, otro se pegaba a la barandilla poniendo morritos y cara de felicidad entre empujones y pisotones y nosotros, con perra incluida, haciéndonos hueco para bajar.
    Tras algún que otro codazo dado y otros recibidos logramos hacer hueco suficiente para ver el lugar y retratarnos en él. Y yo seguía teniendo la cabeza como el buque de transporte de tropas Castilla. Buscamos una alternativa para salir de Suiza y un MacDonalds de camino, ya que Carlos había logrado ganar el premio de elegir donde quería que comiéramos por haber logrado que la perra nadará (bucear no estaba en el trato, pero también lo consiguió).
    Llegamos, pegados al Rin pero ya frente a la frontera francesa, un área peculiar. Las plazas parecían para autobuses y, en efecto, las autos que había allí tenían un tamaño parecido o mayor.
    Paseo por el parque, por el Rin y nos volvimos a cenar al aire libre, pasando después una horita de juegos de cartas (el culo, un juego en el que es casi imposible ganar a Carlos). Y como ya era muy tarde nos metimos dentro a jugar un trivial.
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