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- Dag 15
- tirsdag 19. august 2025 17:31
- ☁️ 23 °C
- Høyde: 8 m
FrankrikeBayona43°28’54” N 1°26’42” W
¿Sitio bucólico o noche de terror?

Poco hay que contar de un día largo de viaje. Salimos del pueblo aburrido tras haber desayunado unos croissant y unos bollos de pan. Viajamos, con algo de lluvia, hasta un área que estaba llenísima de gente. Aparcamos en la plaza de un cochecito y preparamos unos macarrones con carne picada (soy como los periodistas en verano, que se vuelven locos para rellenar huecos) jugamos a las cartas y nos dirigimos a un sitio para dormir. Un área privada junto a un lago.
Cuando llegamos al lugar encontramos un muro de piedra que colindaba con un maizal. A la izquierda salía un caminito de tierra con una puerta de hierro al fondo y una cadena de bici cerrándola. Llamamos y nos dieron un código para abrir: 8888. Entramos y encontramos una especie de vertedero con una cadena al final. La atravesamos y encontramos a una pareja francesa de edad indeterminada que nos tomó el nombre y nos cobró la estancia: 13€ por todos. Después nos acompañaron por un camino entre árboles a la orilla el pantano. Allí, en la nada, aislados del mundo, junto a una sola autocaravana con dos sillas en la puerta pero sin nadie dentro, nos dispusimos a pasar lo poco que queda de tarde y la noche.
El lugar era a las vez el más idílico y el más tenebroso del mundo. Depende un poco de lo que hayas vivido, imagino.
Idílico por el entorno natural, rodeados de árboles, suelo verde, una mesa con bancos solo para nosotros, flores amarillas junto a la orilla, pájaros al fondo y unas vistas impresionantes del lago. Tenebroso por el escabroso camino de llegada y de salida, si fuese menester. Por la ausencia de gente, cuatro autocaravanas que no se llegan a ver entre si, en un espacio enorme y llenísimo de vegetación. Por la masa de agua tan enorme a no más de 10 metros de la auto y en la que se veían saltar peces de diferentes tamaños. Varias barcas abandonadas en las orillas, por las que parecía haber pasado más de un siglo y una terraza de madera sobre un embarcadero flotante con varios sillones del mismo material y una mesa estilo siglo XVII pero que parecían esperar plaza en un museo arqueológico.
Tras pasear para explorar llegó la hora de la cena. Descartamos hacerlo fuera tras las primeras cuatro picaduras en apenas dos minutos. Los mosquitos volaban con tecnología de última generación y tenían el tamaño de una cigüeña mediana.
Después dedicamos el ya tradicional tiempo a los juegos de familia. Mañana, si somos capaces de dormir, será otro día.Les mer
Reisende😵🗡