Lo que el viento de Nazaré se llevó

Esta mañana tuvimos una baja, uno de nuestros miembros decidió dormir un poco más mientras que el resto disfrutó como de costumbre de llegar desayuno. Nazaré fue nuestra siguiente parada: un pueblo costero frecuentado por Surfero dispuestos a enfrentarse a olas de hasta veinte metros. Somos una familia de mar así que paseamos por la playa hasta llegar a un bar para hidratarnos. De camino, nos topamos con un discreto santuario dónde algunos tuvieron unas palabras con el Señor. Si estamos en Portugal es para comer pescado, así que sentamos nuestros traseros en un restaurante de mariscos donde engullimos diferentes especies marinas. Si en Nazaré hay tantas olas, en parte, es por el viento, aunque eso no impediría echar la siesta en la playa. A pesar de que, luego, no resultase una buena idea. El infernal sonido del viento impidió que tuviésemos un momento de descanso y mientras que algunos se bañaban otros deseaban escapar de ahí. Volvimos al hotel para cambiarnos y nos dirigimos al faro, dónde habíamos reservado para cenar. Una hamburguesería gourmet con largos tiempos de espera pero deliciosas hamburguesas. Al volver no pudimos evitar volver a la feria a repetir la noche de ayer. Pero esta vez, sin haber afinado mucho la puntería, volvimos con las manos vacías aunque felices de haber disfrutado de otro día más en familia.Read more