Adiós Colombia, hola Ecuador.

Normalmente cruzar una frontera puede llevar muchos trámites, preparación previa, formularios interminables, fotocopias y más fotocopias, colas y más colas, inspecciones, personajes entrometidos, otros bien atravesados, incertidumbre, agotamiento, mucho calor o mucho frío, muchas preguntas con pocas respuestas, caras nada amigables, bullicio, demasiado bullicio, una burocracia sin explicación lógica, ultimamente hasta fumigaciones absurdas y sobre todo horas, muchas horas.

Para nuestra tremenda satisfacción, éste ha sido de los cruces de frontera más fluidos y rápidos que hemos experimentado. Todo está muy bien organizado, tanto de la parte colombiana, como de la ecuatoriana. Aunque había colas, se movían bastante rápido; nunca tuvimos esa sensación de estar perdiendo el tiempo miserablemente, como ya nos ha pasado otras veces. Todos muy profesionales, educados y agradables. Nada de fotocopias, inspecciones o demoras por excesivo control, como ya hemos tenido que sufrir antes; aquí de ninguna de las dos partes entraron al BumBumChácata a revisar nada. Aunque siempre hay algún satélite por ahí proponiéndote algo, tratando de vivir ""ayudando"" (con doble comillas) en las gestiones, aquí casi ni los hay y para nada vivimos el acoso que hay en otras fronteras.

En menos de dos horas, a eso de las 10:15 am, ya estábamos manejando por carreteras ecuatorianas sin llevarnos el trago amargo para el que ya casi que vamos predispuestos.

Ya estamos en Ecuador, una banderita más para la colección 🇪🇨 😊👍Read more