Gramado

El bus desde Florianópolis salió a las 11 de la noche, y llegó a Gramado a eso de las 5am.

No sé cómo funciona el tema de la hermandad entre ciudades, pero Gramado está hermandada con Puerto Varas en Chile, y por las similitudes arquitectónicas, yo añadiría a Bariloche también.

A la hora que llegamos, hacía un frío que nunca pensé que pudiera existir en Brasil. Los techos y el suelo estaban escarchados, y cuando aclaró más el día vimos afuera de un local un termómetro que marcaba 3°C.

Lo único abierto por el momento fue una bencinera, ahí pasamos por un café y un pan de queso.

A penas comenzó a asomarse el sol, comenzamos el recorrido por la ciudad. La arquitectura mantiene el estilo colonial bávaro de los primeros alemanes que llegaron el siglo XIX. Hasta tiendas de colores corporativos reconocidos, como McDonalds, prefieren respetar la arquitectura local. Algo similar a Brujas, en Bélgica.

Pensábamos que al tomar la foto en la calle "torcida" seríamos los únicos por la hora tan temprano, pero no fue así. Había hasta una pareja con fotógrafo profesional intentando buscar "el ángulo".

Afuera de un local de arriendo de tocomochos como Lamborghini, Ferrari o Camaros, nos vendieron la idea de ser copropietarios de un depto dentro de un hotel. A Amabile le entusiasmó, a mi tanta maravilla junta me echó para atrás, pero ni aún si me convenciera, no tengo documentación brasileña para ser propietario. Esperemos que le resulte bien.

Saliendo de el trámite, pasamos a almorzar a una trattoria que funcionaba a modo de tenedor libre.

Guatita llena, corazón contento. Así, bien almorzados, caminamos hasta la cabaña donde nos quedaremos esta noche.

Llegamos una hora después. Chalés da Montanha es una serie de cabañas entre árboles de bosque lluvioso muy parecido a la selva Valdiviana.

Todavía es temprano, pero tambíén madrugamos, y siendo las 16:30, ya hemos caminado unos 19500 pasos.

Nos merecemos un descanso.

Llegó la leña, a encender la chimenea y relajarse.Read more