• Dia 3

    25 Mei 2024, Maroko ⋅ ☁️ 30 °C

    Hoy era el día esperado: la visita al pueblo de Abu, Alcazarquivir. Madrugamos y nos pusimos en marcha hacia Alcázar. Estuvimos en el coche durante unas dos horas y, antes de llegar al pueblo, decidimos parar en una furgoneta que vendía café de máquina. Yo no lo probé, pero los demás sí.

    Una vez en el pueblo, aparcamos y dimos una vuelta. La primera parada fue el colegio donde estudió Abu. Papá y el tío Juan le sugirieron a Abu que intentara entrar, ya que a él no se le había ocurrido. Entramos al colegio y vimos el patio. Allí, la conserje, que solo hablaba francés, nos pidió que esperáramos porque había llamado a un chico para que nos explicara todo.

    A los 15 minutos llegó un hombre que hablaba perfectamente francés, y entre Laura y el tío Héctor nos tradujeron todo a la perfección. Después de unos 30 minutos viendo el colegio, nos fuimos y agradecimos la visita.

    De allí, seguimos andando hasta el instituto donde Abu estudió, el cual estaba abandonado. Enfrente de este se encontraba la iglesia donde se bautizaron e hicieron la comunión. No se podía entrar, pero el tío Héctor se encontró con una monja y le explicó todo. Ella nos dejó pasar a la iglesia. Esta monja sabía poco español porque era polaca, así que llamó a otra que sabía español y nos dio una visita por toda la iglesia. La iglesia estaba en desuso, pero la habían convertido en una especie de orfanato. En la capilla principal había colchones para que los niños pudieran dormir. También contaba con una biblioteca, una cocina con comedores, y mesas con pizarras para estudiar.

    Al acabar de ver la iglesia, cogimos los coches y nos fuimos al centro del pueblo. Allí vimos la plaza principal y comimos en un bar cutre pero con encanto. La comida estaba muy buena y nos costó por persona 2,70 euros, incluyendo Coca-Cola.

    Al terminar, nos fuimos al zoco y después a ver la casa de Abu y del tío Héctor, donde solo quedaba una puerta roja preciosa, aunque muy vieja y descuidada. Continuamos la visita por las calles hasta la otra casa donde se mudaron, que estaba entera, pero también muy poco cuidada.

    Por último, dimos una vuelta final por Alcázar y nos fuimos en coche hasta el pueblo de Arcila, de donde es mi compañero marroquí de clase. El pueblo me sorprendió gratamente: un lugar costero azul y blanco muy bonito. Estuvimos toda la tarde viendo el pueblo, aunque me hubiera gustado seguir explorando. Nos metieron prisa y tuvimos que irnos.

    Volvimos a Tetuán y dimos un paseo antes de cenar camino al Riad, el sitio donde íbamos a cenar. Es una casa típica de origen árabe muy bonita que funciona como hotel/restaurante. Todo estaba delicioso y el ambiente era espectacular. Cuando acabamos, regresamos al hotel dando un precioso paseo y nos fuimos reventados a descansar.
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