• Dia 4

    29 de agosto de 2024, Espanha ⋅ ⛅ 18 °C

    Hoy hemos descansado bastante porque teníamos habitación privada. Aunque la alarma sonó a las 7, no nos levantamos hasta las 7:30. Nos arreglamos rápido y bajamos a desayunar. Por suerte, el hotel tenía un bar, así que no tuvimos que pensar a dónde ir o si había algo abierto.

    Después de desayunar, empezamos a caminar. No llevábamos mucho cuando tuvimos que parar porque a Eva le dolía mucho el pie izquierdo. Se echó crema y seguimos. La primera parte del camino fue entretenida porque íbamos escuchando a dos chicos y una chica que decía que llevaba 30 días en el Camino. Más tarde nos enteramos de que ella terminó la etapa de hoy en taxi. Después, la chica paró en un bar y nos quedamos hablando un buen rato con los dos chicos sobre varias cosas. Uno trabajaba en Murcia, aunque era de Madrid.

    Nos separamos de ellos cuando pararon en un bar, y nosotros seguimos un poco más. Pero al cabo de media hora tuvimos que parar otra vez porque el pie de Eva no aguantaba más. Encontramos una tiendecita muy mona frente a un banco y decidimos parar. Mientras Eva se ponía más réflex, yo compré unas conchas y nos estampé un sello de cera que estaba muy chulo.

    Seguimos caminando y a pocos metros nos encontramos con una pequeña ermita. Decidimos entrar a poner nuestro sello, pero no llevábamos monedas para el donativo. Justo cuando nos íbamos a ir, una chica se giró y le ofreció a Eva unas moneditas. Muy buena onda.

    Continuamos hasta llegar a Melide, que es como la mitad del camino y donde todos paran a comer pulpo. Nos costó llegar, pero valió la pena por las zamburiñas y el pulpo que nos comimos.

    Después, hablamos con unas brasileñas, pero no mucho rato porque ellas se pararon a comprarse una cerveza. Un poco más adelante, tuvimos que parar en un puente muy mono donde había bastante gente descansando. Ahí nos juntamos con un grupito majo y estuvimos un rato mientras Eva se echaba más réflex.

    No pasó mucho hasta que tuvimos que parar de nuevo en otro banco porque Eva ya no podía ni andar del dolor en su pie. Un sevillano se acercó y nos empezó a hablar del Betis por la camiseta de Eva; pensaba que éramos de Sevilla.

    Después de esa parada, no paramos hasta llegar al Bar Manuel, donde tenían una empanada casera buenísima. Ahí estuvimos como media hora recuperando fuerzas porque hoy no habíamos comido bien, solo el pulpo como aperitivo.

    Al salir, nos encontramos con una pareja de médicos jóvenes que casualmente también eran de Murcia. Caminamos con ellos una hora más hasta llegar a Arzúa.

    Al llegar al pueblo, nos cruzamos con los dos chicos de Madrid, ya duchados y cambiados. Se sorprendieron de que llegáramos tan tarde.

    Finalmente, fuimos directos a nuestro albergue, nos duchamos, nos cambiamos y salimos a la farmacia y luego a cenar en un sitio muy chulo del pueblo. Y para cerrar el día, nos fuimos a la cama y vimos un poco de Star Wars antes de dormir.
    Leia mais