• Dia 2

    October 6, 2024 in Slovenia ⋅ ☁️ 13 °C

    El día empezó madrugando de nuevo, porque la casa de Eva no está muy cerca del centro, y teníamos que estar a las 10 para recoger el coche de alquiler. Nos levantamos temprano y cogimos el autobús a eso de las 8:30, ya que el trayecto en bus es de unos 40 minutos. Llegamos justo a tiempo, y aunque había cola, a las 10:30 ya nos habían dado el coche sin problemas.

    Nuestro primer destino era el Lago Bled, y Eva fue la que empezó conduciendo porque también llevábamos a tres amigas suyas, que se unieron al plan de ir al lago.
    En menos de 40 minutos llegamos. Al llegar, aparcamos cerca del castillo, donde nos costaba tres euros por hora. Al principio solo pagamos una hora pensando que nos moveríamos rápido, pero luego decidimos quedarnos más, y le hablamos al chico del parking, este nos dijo que no había problema, que él iba a estar ahí y que no pasaba nada que nos lo regalaba.

    Eva y yo nos fuimos por nuestro lado mientras sus amigas hicieron su propio plan. Dimos un paseo precioso por el lago, lleno de vistas increíbles. Primero fuimos al castillo, aunque no llegamos a entrar, solo nos quedamos disfrutando de las vistas desde arriba. Después bajamos hacia la orilla del lago, donde había unas barcas para dos personas. Alquilamos una por una hora y media, y fuimos remando hasta la isla que estaba en medio del lago.
    Atracamos la barca, y pasamos unos 30 minutos explorando la iglesia y la pequeña isla.

    El lugar tenía algo mágico, muy tranquilo y romántico. La vuelta fue más rápida, ya que para entonces ya habíamos pillado el truco a remar, aunque eso no nos quito llegar unos 15 minutos tarde.

    Para comer, nos habíamos preparado unos tuppers de pasta con tomate y carne, así que buscamos un lugar bonito cerca del lago y nos sentamos a comer tranquilos, disfrutando del paisaje. Luego, ya tocaba seguir el plan de la tarde, que era visitar las cuevas de Postojna. Teníamos la reserva a las 4, pero el trayecto desde Bled era de más de una hora, y además teníamos que llegar media hora antes, así que íbamos muy justos. Por suerte, la carretera permitía ir a 130 km/h, así que pudimos acelerar un poco y llegar a tiempo.

    Cuando llegamos, tuvimos que correr porque el tren que te lleva al interior de la cueva salía puntual a las 4. Llegamos a las 3:55, pero por suerte lo pillamos. Las cuevas fueron una auténtica pasada. Todo estaba lleno de estalactitas, estalagmitas y pilares impresionantes. El recorrido empezaba con el trayecto en tren, que duraba unos 30 minutos, y luego nos pasamos una hora y pico caminando por las cuevas con un guía, antes de volver en tren. Las cuevas también contaban con un animal único, un mini dragón ciego que puede vivir hasta 100 años, y estar sin comer 10 años.
    Fue una experiencia increíble, las cuevas eran mucho más impresionantes de lo que me esperaba.

    Después de la visita, aproveché para enviarme una postal desde allí, como intento hacer cuando veo sitios raros donde tienen buzón y postales.
    Luego dimos un paseo por el parque que rodeaba las cuevas, antes de volver al coche.

    De regreso a Ljubljana, paramos en un restaurante típico para cenar. Pedimos una sopa que servían en un bol de pan, un plato tradicional de Eslovenia, y unas salchichas con puré de patatas, también muy típico de aquí. La cena fue increíble, perfecta para cerrar el día.

    A eso de las 9:30, le echamos gasolina al coche y lo devolvimos en la tienda de alquiler. Para volver a casa, cogimos el autobús a las 11:15 y, finalmente, llegamos reventados pero contentos a la casa de Eva.
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