• DIA 2

    15. april, Thailand ⋅ ☁️ 30 °C

    Llegamos a Bangkok sobre las 6:45 de la mañana, hora local. Lo primero que hicimos fue cambiar dinero y comprar una SIM tailandesa. Decidimos ir al hotel en taxi porque el autobús tardaba demasiado y la diferencia de precio era poca. Pero claro… no iba a ser tan fácil.

    Encontrar el taxi fue una auténtica odisea. Tuvimos que cambiar como seis veces de puerta en el aeropuerto porque no estaba nada claro dónde había que cogerlo. Cuando por fin dimos con él, el conductor empezó a decir “si vamos por la autopista hay que pagar más”. Nosotros ya habíamos pagado por la app, así que le dijimos que no íbamos a pagar ningún extra. Él insistía, nosotros que no… y mientras tanto, el usando el traductor de Google mientras conducía, una locura.

    En medio del camino, se para en pleno arcén de la autovía para discutir. Nosotros flipando. Al final, vuelve a arrancar, pero va a casi 170 km/h. Le digo que baje la velocidad, que no hace falta correr tanto, y entonces se relaja un poco. Y de repente, como si no hubiera pasado nada, empieza a hacernos preguntas normales: “¿De dónde sois?”, “¿Cuántos años tenéis?”, “¿A qué zona vais?”… surrealista.

    Llegamos al hotel sobre las 9:00. Aún no podíamos hacer el check-in (era a las 14:00), pero nos dejaron dejar las mochilas en recepción, lo cual fue un alivio. Estábamos reventados, pero decidimos salir a explorar un poco por los alrededores del hotel.

    Primero entramos al 7-Eleven que teníamos justo debajo. Fue el primero de cinco en la misma calle, y sí, entramos a todos. En uno nos comimos el mítico sándwich caliente de jamón y queso que sale en todos los vídeos de TikTok, y la verdad, estaba buenísimo.

    También nos encontramos con el Songkran, la fiesta del agua típica de Tailandia. Todo el mundo por la calle con pistolas de agua, empapándose entre ellos y pasándoselo genial. Era un ambiente increíble, súper festivo y divertido.

    Como hacía un calor brutal, nos metimos en una cafetería con aire acondicionado que se llamaba Oasis, tipo Starbucks. Allí nos tomamos algo fresquito: Eva se pidió un matcha y yo un frappé de cookie, que estaban buenísimos.

    Cuando salimos, eran ya cerca de las 12, y como aún no podíamos entrar a la habitación, preguntamos si podíamos bañarnos en la piscina del hotel. Nos dejaron cambiarnos en unos vestuarios y nos fuimos para allá con todas las mochilas. Estuvimos un buen rato en las hamacas y nos dimos un baño. Luego, sobre la una, preguntamos de nuevo si podíamos hacer el check-in… ¡y por fin nos dieron la habitación!

    Subimos, dejamos las mochilas, ordenamos un poco y nos duchamos. Caímos roques en la cama. Dormimos de 14:00 a casi las 16:00, y yo me levanté totalmente muerto. La verdad, me habría quedado durmiendo todo el día, pero Eva me convenció para salir a ver algo, que si no se nos hacía de noche.

    Menos mal que me obligó, porque fue una muy buena tarde. Cogimos el BTS (el tren elevado) y nos fuimos al centro comercial Terminal 21, famoso por tener un food court con comida tailandesa tradicional, pero más limpio y organizado, ideal para empezar a probar cosas locales.

    Cuando cogimos el tren, el día estaba simplemente caluroso y nublado, pero al llegar al centro comercial se desató una tormenta brutal. Truenos, rayos. Además, en el tren hacía muchísimo frío. Fuera a 33 grados y dentro como a 19.

    Estuvimos dando una vuelta por todas las plantas y, cuando llegó la hora de cenar, encontramos un sitio donde hacían Pad Thai. Yo me pedí uno con huevo y carne, y Eva uno con gambas. Costaban 60 bahts cada uno, como 1,50 €, súper barato. El mío estaba bastante bueno, aunque picaba muchísimo. El de Eva… no tanto. La salsa de pescado no le convenció y no se lo terminó.

    Después quisimos probar el famoso mango sticky rice. Lo encontramos en una tiendecita del centro comercial. Costaba unos 3 €, un poco más caro que la media, pero estaba buenísimo. Es un postre típico de aquí que combina arroz glutinoso con leche de coco y mango fresco, y la verdad es que estaba espectacular.

    Ya eran como las 9 de la noche cuando decidimos volver. Cogimos de nuevo el BTS y llegamos al hotel sobre las 10. Nos acostamos pronto porque al día siguiente nos esperaban los templos… y queríamos estar con las pilas cargadas
    Les mer