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- Day 18
- Thursday, May 1, 2025 at 9:58 AM
- ☁️ 30 °C
- Altitude: 6 m
ThailandBan Ao Nang8°0’23” N 98°50’13” E
Dia 18

Hoy nos despertamos en Ao Nang, en el hotel ese que está un poco apartado del centro. Como no teníamos desayuno incluido, tiramos de clásico: 7-Eleven. Nuestro sándwich de siempre y algo de beber, y tiramos para la playa.
Allí había un puestecito donde vendían tickets para ir a Railay Beach en longtail boats por 100 bahts cada trayecto. Bastante bien, y además fuimos pronto, así que sobre las 10 ya estábamos en la península. Porque sí, no es una isla, aunque lo parezca, solo se puede acceder en barco.
Nada más llegar, había poca gente y aprovechamos para explorar un poco. Lo primero fue la Diamond Cave, pero costaba 5 euros o algo así y nos dio pereza porque tampoco parecía muy espectacular. Así que seguimos caminando hasta llegar a la cueva de la princesa, que es famosa por estar llena de penes de madera.
Curioso, pero tampoco es que fuera un sitio precioso como para quedarse mucho rato.
Desde ahí, fuimos a la otra playa, que estaba separada por agua porque la marea estaba alta. Así que nos pusimos nuestras cosas en la cabeza y los hombros y fuimos andando por el agua hasta cruzar. Valió la pena: la playa era preciosa y justo enfrente había una roca gigante cubierta de vegetación. Un paisaje precioso.
Nos quedamos ahí tirados hasta las 2 y pico, súper tranquilos. Después volvimos hacia la parte principal de Railay, caminamos por la walking street y buscamos un sitio donde comer. Encontramos uno muy barato y con buena pinta, pero como hacía un calor bestial decidimos primero darnos un remojón rápido antes de pedir. Nos bañamos 15 minutos, volvimos y comimos khao pad (arroz dentro de una piña). Estaba bastante bueno, aunque a Eva no le entusiasmó tanto.
Y justo mientras comíamos, se desató un tormentón. Empezó a caer agua a lo bestia. Como la única forma de volver era en barca, nos empezamos a poner un poco nerviosos, pero al final esperamos tranquilamente a que parase. Cuando aflojó la lluvia, fuimos rápido a entregar los tickets para volver a Ao Nang antes de que se liase más.
El trayecto de vuelta fue toda una experiencia: el conductor de la longtail iba con la música a todo volumen, el barco pegando botes con las olas, la lluvia cayendo otra vez fuerte… Fue caótico pero divertidísimo. Una de esas cosas que recuerdas.
Cuando llegamos, cogimos un Bolt, nos duchamos, nos cambiamos y salimos otra vez por el centro. Esta vez fuimos andando desde el hotel y fue guay porque descubrimos una parte nueva del camino, con ambientillo, más bares y rollo fiestero. Ao Nang por la noche es más movidito, con más gente, tiendas y restaurantes.
Para cenar repetimos en el Koh Adan, el mismo sitio que el día anterior porque Eva se quedó con ganas de probar lo que me pedí yo ayer: el massaman curry. Yo pedí un curry verde esta vez, pero no estaba tan bueno como el suyo. Eso sí, los dos picaban que flipas.
Volvimos andando otra vez al hotel, dando un paseo tranquilo, mirando tiendas de imitaciones y ya mentalizándonos de que mañana toca volver a Bangkok.Read more