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  • Day 298

    Bali - Ubud

    May 15, 2023 in Indonesia ⋅ ⛅ 28 °C

    Dejamos nuestra ya nueva casa Uluwatu con cierta reticencia (Uluwatu te atrapa y salir de allí resulta difícil), para explorar la zona más céntrica de la isla, Ubud, que se caracteriza por haberse convertido en la meca espiritual y del yoga de la isla. Nos vamos en nuestra moto, sobreviviendo al tráfico infernal de Bali, pero maravillándonos con las aldeas que pasamos, viendo a los habitantes ofreciendo sus pujas en cualquier lado (en sus casas, las rotondas...). La espiritualidad de Bali se nota vibrante desde las entrañas, ancestral, nada parecido a lo que hayamos visto antes, ni siquiera en India. En Bali practican el hinduísmo, pero visto desde fuera parece otra religión diferente a la que practican en India. Aquí no hay imágenes de dioses coloridos, solo roca, agua, aire, fuego, familia.

    En Ubud, la mayor atracción son las cascadas. Hay que recalcar que la palabra cascada en Bali adquiere un significado totalmente diferente, ya que son divinales. La isla entera derrama agua desde sus adentros más profundos, y el agua corre por las superfícies volcánicas verdes como si se moviera en otra dimensión, y solo los pocos mortales que han tenido acceso al paraíso pueden contemplar su perfecto sonido, sentir las gotículas sagradas sobre la cara.
    Esta zona de la isla está llena de campos de cultivo, que junto a las montañas, hacen que los largos paseos en moto sean muy agradables.

    Estando en Ubud, hicimos una escapada a la costa norte de la isla, concretamente a Amed, conocido por ser la zona más bonita para bucear. Como nos sacamos el Open water recientemente en Tailandia, estamos entusiasmados por poder hacer nuestra primera inmersión por nuestra cuenta. Vamos con un guía que nos va llevando por las zonas seguras y va comprobando que no descendemos a más de 18 metros. Sé que mi experiencia buceando es muy limitada, pero el fondo marino de Amed me fascina aún más que el de Koh Tao. En la primera inmersión vamos nadando a lo largo de lo que me parece la pared misma de la isla, ya que a la derecha tenemos roca hasta arriba, y abajo y a la izquierda tenemos la inmesa oscuridad. Infunde bastante respeto, sentirse una persona tan vulnerable ante tal profundidad sin fin, mientras me mantengo flotando en medio del cielo y el infierno. La roca se ve negra de la lava, y los animales acuáticos la decoran con sus vivos colores. En especial quedo enamorada de unas estrellas de mar de más de un metro de longitud y azules como el cielo de la tarde. Cuando vivimos en el mundo superior no imaginamos que puedan existir tantas criaturas fantásticas en las profundidades de la Tierra. En nuestra segunda inmersión visitamos un barco americano de la segunda guerra mundial, hundido hace ya años. Esta inmersión resulta bastante fascinante, nadando por entre los escombros que han sido completamente reclamados por la naturaleza (incluso las cosas fabricadas por el hombre le pertenecen a Ella). En especial nombraré la tortuga que comía las algas que crecían sobre el metal en descomposición, y las anémonas que se mueven psicodélicamente ante las corrientes y bajo la luz refractada del Sol, y que sirven de casa a los pequeños Nemos naranjas con rayas blancas, que entran y salen sin parar por entre los tentáculos blancos.
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