Balneário Camboriú

Último día, había que aprovecharlo al máximo, así que a las 6:30 am sonó la alarma. Dando inicio a la recta final.

Pasó una van a buscarnos para ir al Balneario Camboriú, una ciudad playera que antes era solamente la playa de Camboriú. Ahora es un municipio independiente de Camboriú "a secas".

Gran parte de la playa es artificial para aumentar el ancho de terreno seco. Muchos edificios residenciales son gigantescos pero se la pasan vacíos gran parte del año cuando es temporada baja. La altura de los edificios y su cantidad le da a Balneario Camboriú el apodo de "Dubai de América Latina"

Como para añadirle atractivo, se creó un sistema de teleféricos que une dos playas, con una estación intermedia en la cima de un cerro. Allí en el cerro hay un sendero ecológico con foresta nativa del litoral Atlántico, miradores, un trencito para niños, unos trineos rápidos que van por rieles similar a una montaña rusa pero entre la selva y finalmente una tirolesa que desde arriba del cerro nos dejaba en la estación final Laranjeiras.

La tirolesa sale muy rápido, pasa por sobre la vegetación y modera la velocidad llegando al final del recorrido. Hoy anunciaban lluvia, así que era probable que no pudiéramos subir, pero afortunadamente habilitaron el sistema cuando llegamos.

Como ya es habitual en Brasil, el almuerzo fue un tenedor libre. Después de esto tendremos que hacer el recorrido inverso de los teleféricos para llegar a la estación inicial.

Justo al regreso comenzó a llover, eso no impidió que pasáramos a un café colonial de corte alemán antes de regresar a Florianópolis.

Última noche en Floripa, nos fuimos a despedir de nuestros nuevos amigos chilenos, llevamos un vino chileno y además de la despedida celebramos el primer cumpleaños de Miguel en Brasil. Quedó pendiente hacer un asado la próxima vez.Læs mere