Corregimiento Quebro

Decidimos no usar el drone esta vez por los riesgos que conlleva volar kilómetros en la oscuridad, pero con más tiempo, estudio y práctica perfeccionaremos la manera de usarlo en resolver problemas más allá del simple hecho de capturar imágenes; así que regresamos al plan A y finalmente alrededor de las 12:30am salimos en busca de las tortugas.

Enseguida empezamos a ver nidos que habían sido saqueados por los perros, pero las cáscaras estaban muy secas, lo que indicaba que ya llevaban días allí; entonces seguimos. A unos 500m encontramos uno que parecía estar "fresco", excavamos más abajo de la profundidad a la que habían llegado los perros y, "BINGO", pudimos rescatar tres huevos ✌️🥳👍 Los llevamos al local de la "Fundación Agua y Tierra", donde tienen un corral al que los perros no pueden acceder. Luego continuamos caminando por la playa y a unos 200m más, "SUPER BINGO" ✌️🥳👍, ahí teníamos delante de nosotros a la tortuga lora (Lepidochelys olivacea), la menor de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo. En mejor momento no podíamos llegar, aún estaba comenzando a abrir el agujero donde depositaría sus huevos.

Al inicio no nos acercamos mucho y siempre usamos la luz roja, pero luego que comenzó a poner los huevos (una madre de esta especie puede llegar a tener hasta 150) sí nos acercamos y usamos también una luz roja, pero más clara; cambiando nuevamente a luz roja y menos potente cuando ya decidió retornar al mar. Durante el cambio de luces pudimos corroborar cómo pueden desorientarse y seguir la luz más clara como si estuviera programada para seguir la luz de la luna, la que estaba más brillante que nunca, indicando la dirección de alta mar.

Todo este tiempo hemos experimentado la alegría de encontrar muchos nidos, seguida de la tristeza de verlos destruidos en su mayoría, el entusiasmo al ayudar a salvar tres vidas con la inmediata sensación pesimista al entender que las posibilidades de subsistencia son realmente mínimas. Más adelante vivimos la increíble experiencia de presenciar un suceso único al coincidir con esta especie que nunca habíamos visto y que nos mostraba en exclusiva para nosotros dos y para nadie más, paso a paso cada movimiento como si de una obra de teatro se tratase; con iluminación de colores incluida. Pero lo que vino después fue lo que haría de este momento algo inolvidable.

Cansados estamos de oír que durante la puesta, las tortugas marinas entran en un estado hipnótico o trance del que no salen hasta terminar; razón por la que siempre se ha dicho que es el momento en que se les puede acercar, caminar alrededor, hablar normalmente e incluso tomar fotos con flash; dicen que los destellos serán asociados con relámpagos. Todo muy teórico, científico, frío y sobre todo desde la posición de que son eso, "otras especies", "otros seres vivos", otros a los que debemos seguir "estudiando su comportamiento". Sí, es verdad, son todo eso, pero al estar ahí ya a pocos centímetros, prestando total atención a los detalles, al estar tan cerca sintiendo su respiración, viendo cada contracción muscular, pero más que cualquier cosa, oyendo sus quejidos (palabra que escribimos sin comillas), es otra la información que procesamos, es otra la conexión, es diferente la percepción, es demasiada la empatía. Podrán los estudiosos decir lo que quieran, la emoción del suceso único esta vez duró muy poco, de inmediato la escena se nubló; dolor y sufrimiento eran las palabras que nuevamente sin comillas gritaban los ojos de esa criatura "salvaje".Read more