Países bálticos

Hoy comenzó un día movido; empezamos madrugando y levantándonos a las 7. Ayer llegó un chico nuevo a la habitación; era bastante raro y daba mal rollo. Cuando me levanté, lo vi en la cama sin la cortina corrida, sin camiseta y con una lata de cerveza tirada en el suelo.

Recogí mis cosas y me fui directo a la ducha. Después de terminar todo y de hablar con una señora mayor coreana, a las 8 salí directo al tranvía para ir hacia el puerto, a la terminal 2. Llegué a las 8:30 y el barco salía a las 9. El barco estaba lleno, era enorme y tenía un montón de cosas. Como solo eran dos horas, conseguí un asiento y estuve mirando el mar y tomando el sol.

A las 11 llegamos a Tallin y en 15 minutos desembarcamos. En cuanto bajé, ya tenía toda la planificación vista y la ruta que debía seguir. Empecé viendo el casco antiguo de la ciudad y la iglesia de San Olaf; después continué visitando la plaza del ayuntamiento, donde estaban celebrando el comienzo de un campamento de verano. Por último, vi la catedral, que me pareció preciosa tanto por dentro como por fuera.

Luego paré a comer en el restaurante Kompressor II y me tomé un crêpe de salmón ahumado y queso por solo 9 euros; estaba buenísimo y era bastante grande.

Cuando terminé de comer, seguí visitando la ciudad aunque no me quedaba mucho tiempo. Fui a ver el museo marítimo, que estaba bastante lejos, aunque no entré; pude ver los barcos desde fuera. De allí tomé un bus y fui a ver una colina desde donde se veía genial la muralla de Tallin, y por último, el Palacio Kadriorg, que me sorprendió bastante.

Sobre las 4:16 empecé a ir en dirección al puerto. Cuando me quedaban 10 minutos para llegar a la terminal, llamé a mi madre y me senté en un banco. A los 15 minutos de estar sentado, de repente comenzó a caer una tromba de agua increíble y no encontraba dónde resguardarme. Al rato me refugié bajo un árbol y me puse la sudadera para intentar llegar a la terminal.

Cuando llegué, me metí al baño, me cambié la camiseta y me sequé.

Estuve esperando hasta las 5:15 y luego entré al barco (Baltic Queen). Esperaba encontrarme con una habitación compartida, como en el hostel, pero para mi sorpresa, era una habitación individual con vistas a la cola del barco.

Di varios paseos por el barco y me compré unas patatas para merendar. A las 8 me tomé una hamburguesa que estaba deliciosa, me encantó.

Finalmente, me fui a dormir.Weiterlesen