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- Mar 22, 2025
- ☁️ 7 °C
- Altitude: 5,205 m
ColombiaNevado del Tolima4°39’32” N 75°19’46” W
Tolima, 5276

Llega un momento muy especial del viaje.
Y todo, gracias a Xisca.
Xisca llegó el 18 de marzo a Medellín, nosotros volvíamos de pasar unos días en el pueblito de Santa Fé.
Después de volver a recorrer las calles de Medellín, esta vez con Xisca, cogimos un avión y nos fuimos de nuevo a Salento, en el eje cafetero (aunque esta vez, íbamos para algo muy distinto a visitar una finca cafetera).
Fuimos allí porque desde Salento y el Valle del Cócora partía nuestra próxima aventura: subir el Nevado de Tolima, con sus 5276m de altura.
Decíamos que gracias a Xisca, porque ella es la enamorada de la alta montaña y ya había subido grandes montañas anteriormente.
Nosotros, la verdad, ni nos lo hubiéramos planteado.
Pero Xisca nos lo propuso y no tuvimos que pensarlo mucho para decirle que sí.
Han sido 4 días de experiencia, 2 y medio para subir y 1 y medio para bajar de nuevo.
Desde 2400m a 5276m, en la cima.
Fuimos con un grupo de otras 15 personas, con 5 guías que nos acompañaron en todo momento.
Han sido días de mucho caminar (hasta 1600m de desnivel en un día) con el aliciente de hacerlo cada vez a mayor altura.
Nosotros ya estábamos familiarizados con las dificultades en la altitud, de etapas anteriores en Bolivia y Perú.
Aún así, ha sido todo un reto que nos ha hecho superarnos, aunque sea un poquito.
El día del ascenso (intento de cima lo llaman), nos despertamos a la 1 de la madrugada en la tienda de campaña.
El arnés, los crampones, el piolet… todo ayuda a hacerte creer que eres un alpinista profesional.
Nos separaban 800m de desnivel de la cumbre. Y nos pusimos a caminar. La noche y los frontales le daban un aire extraño a la subida.
Éramos muchas personas, subiendo en fila india por una cuesta empinada, en silencio y a oscuras. Cada una con sus pensamientos, animándose en su cabeza, concentrados en respirar lo más despacio posible.
3 horas pasaron hasta llegar al glaciar y casi ni nos habíamos enterado. Alucinante el poder de la concentración.
Con el glaciar, nos pusimos los crampones, cogimos el piolet y nos encordamos entre varios. Los últimos 200m de desnivel los hicimos en el hielo, pisando firme la nieve y sin ver mucho más que el círculo de luz de nuestro frontal.
Y, de repente, el guía se para y dice: Ya estamos. Es la cima. La oscuridad nos envuelve así que no nos queda otra que creerle. Y celebrarlo, claro!
Y poco a poco va amaneciendo, las nubes no nos dejan ver mucho pero a cambio nos regalan una paleta de colores alucinantes a medida que sale el sol.
Y después de media hora a semejante cifra de altura, iniciamos el regreso a niveles más normales para el ser humano.
Después de unos días de descanso, queda el poso todavía de una brutal experiencia que nos ha picado un poco con su gusanillo, todo hay que decirlo.Read more
Traveler Wow!!! ✨
Traveler culets enfortits
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to profesional j ander