• Ignacio y Ana, nomadas
elokuuta 2024

Por Tierras de montañas

Otro año más iniciamos nueva aventura, está vez por Francia, Suiza y norte de Italia, sin tener muy claro lo que el destino nos deparará. Lue lisää
  • Matkan aloitus
    4. elokuuta 2024

    Iniciando una nueva aventura

    4. elokuuta 2024, Espanja ⋅ ☀️ 26 °C

    Una nueva aventura comenzamos. El objetivo es cruzar Suiza hasta terminar en el lago Di Como, en Italia, y volver por los Alpes franceses.
    Luego la realidad nos irá diciendo.
    Los dos días previos han sido de mucho ajetreo. Hemos comprado comida para un mes, y hemos recargado agua, gas y todo lo necesario.
    El viaje ha comenzado esta mañana, después de paseo de perra, ya con Oliver.
    Hemos llegado a Zaragoza casi sin altercados (Carlos ha vomitado por primera vez en su vida en la auto).
    Ya por la tarde hemos llegado a Jaca, donde nos ha dado tiempo a visitar el fortín (Oliver y yo) y a sentarse en una terracita a tomar algo (Carlos y Ana).
    Un paseo más por la parte antigua y por fin a la autocaravana.
    La noche suele ser un momento divertido e interesante. Nos hemos creado un reto de ejercicio que haremos los 4 todas las noches, y después jugamos a las pelusas. Son ya las doce de la noche.
    Mañana será otro día.
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  • Atravesando los Pirineos

    5. elokuuta 2024, Ranska ⋅ ☀️ 30 °C

    Hoy ha sido un laaaaaaargo día de viaje.
    Salimos por la mañana desde Jaca, ya con bastante calor. Atravesamos los Pirineos por carretera de patinete, cruzàndonos con 3.000 camiones. Al menos, como eran españoles si nos aplastaban nos llevarían a casa.
    A eso de las 3 de la tarde Carlos volvió a encontrarse mal, por lo que tuvimos que parar en el aparcamiento de un l'claire a comer y descansar, bajo un sol digno de Luis XIV.
    Continuamos camino. Llegamos y atravesamos Toulouse y nos acercamos a Rocamadour, objetivo de mañana.
    A las 8,30, sin haber parado desde la comida, llegamos al área que habíamos previsto. Estaban en fiestas y el área era donde estaban los feriantes. 10 kmts más allá llegamos a otra área. De pago. Había que hacerse una tarjeta online, ingresar cierta cantidad y después llamar para que te abrieran. Tras 30 minutos desistimos y nos fuimos a otro área, a 20 minutos. Ya por fin, nos hicimos un hueco en un lateral y asentamos el culo. Habíamos estado 10 horas seguidas de viaje. Hicimos el reto, nos duchamos y salimos a pasear a la perra. Eran las 10,30 y Francia volvió a sorprendernos con sus horarios. Todo cerrado, todo en silencio, todo a oscuras. Un paseíto por un par de pueblos y nos volvimos a dormir.
    Por cierto. Primer atracón de quesitos de sabores
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  • De aves y cuevas

    6. elokuuta 2024, Ranska ⋅ ☀️ 30 °C

    Nos levantamos en el pueblín francés donde habíamos dormido. Había sido una noche de calor, hasta eso de las 4 de la mañana que hubo que empezar a abrigarse.
    Los pueblos franceses son muy diferentes a lo que conocemos en España. Suelen tener casitas pequeñas con un terreno donde disfrutar de la vida. Suele haber ciruelos, nogales o higueras de donde no cogen la fruta.
    Las casas suelen ser bajitas, con dos alturas como máximo, el tejado de teja marrón a dos o incluso tres aguas.
    En algunas zonas no se diferencia el final de un pueblo y el inicio de otro.
    Pero lo mejor es la gente de los pueblos. Esos que solo ven un turista de vez en cuando y no están hartos de españoles.
    Siempre siempre te saludan con una sonrisa. Bon jour, y esperan una respuesta similar.
    Dimos un paseo con Fiona, y Oliver nos vomitó en el camino. Podría ser fruto del atracón del día anterior o que estuviera incubando el bicho que ya pasaron Carlos y Ana.
    El hecho es que pasó todo el día quejándose y a dieta de arroz blanco.
    Por la mañana marchamos a Rocamadour. Nuestra intención era ver la Roca del Águila, un espacio de recuperación de aves. Pero la sorpresa llegó al acercarnos al lugar. Un castillo enorme al borde de un acantilado y un pueblo totalmente en línea bordeando el valle. Todo un espectáculo. Además había, en apenas unas hectáreas, un montón de posibilidades de actividad diferente. Un sitio al que hay que volver.
    La roca de las águilas no es que fuera muy especial. Aves que volaban, mucho, muy lejos, y que volvían. Aves en jaulas y atadas... En fin, algo normal. Y Oliver quejándose porque le dolía la tripa. Desde allí fuimos a comer a la auto y después a la gruta de Padirac.
    Esto es un agujero en el suelo, gordo como si hubiera o hubiese caído un meteorito, que al llegar al final se convierte en tres mil escalones que te llevan a una pedazo de cueva. Bajas a más de 100 metros de profundidad y paseas por la cueva. El entorno brutal. Eso sí, para mejorar yo quitaría a los franceses, los belgas, los alemanes, los italianos y sobre todo a los españoles, que como no, se hacen notar.
    A cuento de esto, nos tocó esperar una pedazo de cola inmensa. A casi 30 grados los franceses iban cogiendo color (entre rosa y rojo ) y pasaban constantemente por debajo de unos grifos de agua.
    "Que exageraos, si no hace calor" decía Ana una y otra vez. Menos mal que ninguno hablaba español, pues se abría repetido la toma de la bastilla.
    Y lo peor es que la frase se habría quedado en los anales de la historia francesa y se estudiaría en los colegios
    "¿Pues no dijo, a 30 gradazos de temperatura, que exagerados, si no hace calor? La tendríamos que haber linchado varias veces".
    Por fin empezamos a bajar. Un tramo de 50 escalones, otro de 180, otros 3 o 4 más. Lo más curioso era pensar como iban a volver subiendo todas esas carnes embutidas en cuerpos de turistas franceses y francesas.
    Tras un rato de paseo a 13 grados, llegamos a otra cola. Esperamos, Oli preguntaba, volvimos a esperar, Oli siguió preguntando, y al final nos montaron en una barca de chapa que nos llevó al otro lado de la cueva. Nos llovió en el camino (dentro de la cueva) y seguimos a la otra orilla. Paseo por el lago y vuelta a la barca y al paseo. Al final rogamos a Oli que se callara al menos 5 minutos. No paso de los 5 segundos.
    Por fin salimos. Ana tiritando. Había pasado frío por todos los visitantes. Marchamos al "aire de camping car" ( mi nivel de francés es brutal) y tras cenar nos tocó descansar.
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  • De camino a Lyon

    7. elokuuta 2024, Ranska ⋅ ☀️ 28 °C

    Nos levantamos en Padirac, el pueblín donde está la cueva que vimos el día anterior.
    Tras un paseo Ana, Oliver y yo por el pueblo con Fiona, partimos hacia Lyon. Nos tocaba un nuevo día de mucho viaje.
    A medio día paramos en un "Aire " y comimos entre arbolitos en una mesa de piedra. Ya podríamos aprender en España a hacer áreas de descanso. Aún teníamos pendiente echar gasoil al bicho, pero los kilómetros pasaban y el deposito se vaciaba. El contador nos avisaba que quedaban 50 kmts, y sin gasolinera a la vista. Se encendió la reserva, y sin gasolinera a la vista. Empezamos a bajar las cuestas en punto muerto, a subir casi empujando, y vimos un aviso de área a 28 kilómetros. ¿Llegaríamos?
    No lo teníamos muy claro.
    Llegamos al aviso de 11 kilómetros, y la reserva cada vez lucia más. Por fin logramos llegar. Había sido un susto muy interesante.
    Ya, sin más historias, llegamos a un pueblín llamado st. Greagori o algo similar, a apenas media hora de Lyon.
    Un pueblo en cuesta con una sola tienda, una panadería que abre un par de horas al día y un solo bar. Eso en España sería imposible.
    Continuamos el paseo por un camino de vacas y cuando nos cansamos volvimos al área, cenamos, jugamos al anonimus y después al skijo y nos fuimos a dormir, no sin que antes Carlos me pintara la uña del pie con un rotulador (mientras yo, metido en el juego, ni me enteraba).
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  • Lyon, tierra de ... Lyonenses

    8. elokuuta 2024, Ranska ⋅ 🌙 20 °C

    Salimos a pasear Ana y yo, cuando un vaquero, un poco diferente a la imagen que tenemos todos de ellos ( este estaba sin afeitar ni lavar en los últimos 10 años. Llevaba una camiseta que Billie el botas, el del barco de piratas del caribe, desecharía por vieja y rota. Unos pantalones cortos que se aventuraba que algún día, hace muchos muchos años, fueron azules, y unas botas de agua hasta las rodillas; en fin, que si me encuentro a un lado del camino una horda de zombis y al otro a este tipo, me voy de cañas con los zombis) le pidió a Ana que cogiéramos otro camino. Así que volvimos a subir monte para pasear a Fiona. Los últimos días la perra está como una moto, y hay que cansarla un poco para que no la monte en el viaje.
    Desayunamos y partimos hacia Lyon.
    El viaje fue cortito. Aparcamos en un parque y nos fuimos a conocer la ciudad. Un paseo agradable por una ciudad casi vacía, hasta llegar al brazo principal del Rodano. Un poco después cruzamos el otro brazo y llegamos a la parte antigua. Y ya puestos subimos una pedazo de cuesta de casi una hora para ver la Notre Dame de Lyon.
    En el camino paramos en un bar de cachorros (literal) para que Fiona pudiera beber.
    Hasta aquí todo muy normal. Decidimos comprar comida en un MacDonalds y comerla en la auto, y aquí comenzó la aventura.
    Cruzamos a una calle llena de tiendas africanas. Ropa africana, comida africana, cepillos de dientes africanos, bragas africanas ( algunas parecían carpas más que bragas)... Y llegamos a la plaza del MacDonalds. Entraron los tres y yo me quede fuera con Fiona. Hasta de debajo de las piedras salieron personajes de diferentes tipos y calañas. En el señor de los anillos no había ni la mitad de gente diferentemente rara que aquí.
    Fiona les miraba que no sabía si morderles o si esconderse tras de mi. Me ofrecieron tabaco de contrabandistas, costo, pastillas y no me extrañaría que alguno de los que no entendí me ofreciera sexo duro. Yo, por si acaso, puse las cejas en modo alerón despegando (mi mujer dice que el músculo de las cejas es el que tengo más desarrollado) y dije más de 20 NO.
    Mientras, dentro, esperaban que la única empleada tomara nota, friera hamburguesas, preparará patatas, llenará bebidas y cobrará. En fin, un ratito interesante.
    Por fin salimos de allí y pasamos por más de 20 peluquerías ( y está vez no exagero) clavaditas a las de las películas americanas de los años 70, con 4 sofás dentro y un montón de negros hablando mientras a alguno o alguna le hacen algo.
    Por fin llegamos a la auto y comimos tranquilos. Después Ana y yo nos aventuramos con una lavandería que vimos en el camino y emprendimos viaje de acercamiento a Suiza.
    A apenas 30 kilómetros de la frontera nos desviamos a un pueblín de cuento. Tras corren con Fiona y hacer las rutinas de deporte, nos duchamos, cenamos y a dormir.
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  • Por fin en Suiza

    9. elokuuta 2024, Sveitsi ⋅ 🌙 18 °C

    El pueblín francés era una absoluta pasada. No es fácil para los suizos llegar a superar un listón tan alto.
    Limpieza 10. Cuidado de las calles 10. Cuidado del entorno 10, casas chulas 9,9 ( por darle una oportunidad a los helvéticos).
    Nos dimos un paseo por una zona de bosque difícil de igualar, hasta que Fiona encontró una caca de animal indeterminado y se rebozó en ella. A partir de allí el campo bucólico pastoril tuvo un aroma más adecuado a la edad media.
    Tras desayunar bajo las montañas, lavar ( dos veces) a la perra y recoger partimos hacia Ginebra.
    Cogimos un camino que, para la aplicación de internet, era el mejor. 15 kilómetros que empiezan con una carretera estrecha, continua estrechándose un poco más cada kilómetro hasta que tienes la certeza de que no podrás dar ni marcha atrás, empiezan los hundimientos en los bordes y las curvas imposibles y de pronto llegas a un puente, de hierro y madera, que pone ancho máximo 2,2 metros ( el nuestro) y que cruza el Rodano con un caudal muy interesante. Menos mal que la pericia del conductor salvo también este contratiempo. A cambio, es necesario reconocer lo increíble que era el bosque que cruzamos.
    Tras echar gasoil cruzamos la frontera a Suiza. Cambiamos tarjetas y apagamos funciones de los móviles y tras aparcar en un parking nos fuimos a conocer la ciudad. Paseo por el mini retiro y la parte antigua, y vuelta larga buscando un sitio donde cambiar dinero.
    Comimos en el parking de un centro comercial, está vez gratis, y partimos hacia Gruyere, pero como el camino era un poco largo hicimos parada en Lausana, junto a la sede del COI. Por mucho que buscamos no encontramos a ninguno de los mandamás para decirle que los próximos juegos en Rivas, que nos viene muy bien para ver las medallas.
    Lausana está en la orilla del lago Lemán, que hace frontera entre Francia y Suiza. El área pertenece a un camping que no está nada mal. Por la tarde nos fuimos a ver el lago, Oliver y yo en bañador, Ana y Carlos vestidos. Pero nada fue un impedimento para que los 5 (Fiona también) nos diéramos el baño del año.
    Ducha, cenita en la calle y un par de juegos y el primer día en Suiza se terminó.
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  • Dia de fiesta y abuso

    10. elokuuta 2024, Sveitsi ⋅ 🌙 23 °C

    Llegó el día de mi cumpleaños. Suele ser un día especial porque todos los años se las ingenian para hacer la tarta con las cosas más inverosímiles, y este año han dejado el listón muy alto. Tras desayunar y regalo nos fuimos del camping camino del pueblo de Gruyere, cuna del queso de agujeritos. Tras entrar en el pueblo pasamos a un museo budista, dentro de una antigua iglesia, con figuras y objetos del siglo XIII.
    Fiona con nosotros. Llenos de paz continuamos hasta la fabrica de quesos. Como eran las 3 de la tarde (hora de la merienda aquí en Suiza) comimos en el restaurante de la fábrica. Era difícil imaginar cuál era el ingrediente principal de todos los platos ¿Queso quizás? Pues... Si. Foundi, de queso. Ensalada, con queso. Hamburguesa, con queso arriba y abajo. Y hasta los nagets tenían queso. De postre tenían tarta de queso pero ya no pudimos con ellos.
    Pasamos al museo y nos regalaron.... ¡Una muestra de queso a cada uno!
    Con el punto de equilibrio del cuerpo por encima del ombligo, cogimos la furgo hasta la siguiente parada: la primera fabrica de chocolate de Suiza, chocolate Cailler.
    Nos tocó esperar un rato largo porque había un puñao de gente, incluido un grupo scout enorme de Portugal. ¡Que cansinos los scouts, los tenemos hasta en la sopa!
    Al menos olían mejor que los del grupo de Carlos de campamento.
    El museo era peculiar. Pasabas por diferentes salas donde te contaban la historia del chocolate.
    Después una sala con los ingredientes, que te los podías comer ( eso creo, por qué si no, Ana y yo dimos el cante artandonos de semillas de cacao).
    A continuación veías como lo fabricaban y podías probar, y terminabas con una cata de bombones en toda regla.
    Personalmente salí del museo sudando, dispuesto a no volver a comer en los siguientes 21 años.

    Menos mal que terminamos el día viajando hasta Thun, un pueblo muy interesante a la entrada del lago que da a Interlaken. Estamos en los alpes suizos, donde pasaremos al menos 2 dias.
    Rutina de deporte, cena y juegos. El día se había terminado.
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  • Por cañones y glaciares

    11. elokuuta 2024, Sveitsi ⋅ 🌩️ 22 °C

    Tras dormir en thun, en el puerto, cogimos camino a la garganta del río Aare, también llamada Aareschlucht.
    Aquí todos los entornos naturales están adecuadamente explotados, y no entras si no pagas, hagas lo que hagas. Para entrar en la cascada tienes que pagar en un establecimiento, y solo atravesando la taquilla puedes llegar, a través del propio establecimiento, a la garganta.
    La garganta es muy interesante. Agua a mansalva, caídas brutales, todo a través de un camino escavado en la roca. Fiona, que vino, como no, había tramos que no cabía cuando el que venía en frente era gran comedor de salchichem, gruyeres y chocolats. Al finalizar volvimos en un tren, al que esperas tras una puerta de metal en mitad de una roca. Cuando eres capaz de decir, con acento adecuado, offmen sesam, la puerta se abre y aparece un tren (esto parece la versión suiza de Harry Potter) que te lleva bajo la montaña (en fin, como en metro) hasta el inicio.
    Habíamos acordado con Carlos darle la tarde libre, así que nos dirigimos, prestos raudos y veloces a la siguiente y última aventura del día: el nacimiento del río Rodano.
    La cosa empezó bien. Subiditas pequeñas por carretera de montaña, hasta que llegamos a las inmediaciones de una presa. De pronto la carretera se empinó, se levantó, podría decir incluso que se convirtió en una escalera de mano gigante. La auto subía bien, despacio. Pero lo increíble era la cantidad ingente de motoristas y biciclistas que había. Los motoristas es muy entendible. Un camino de 3 millones de curvas imposibles con subidas de 340°de desnivel y bajadas similares, Poder bacilar a quien llevas detrás de lo guay que eres... Pero los ciclistas... ¿Estamos locos?
    ¿Porque toda esa gente no está en el tour de Francia o en la vuelta a España? Claro, si donde viven para comprar el pan tienen que cruzar 3 montañas, visitar a Pedrito y aguantar las batallitas del abuelo. Seguro que se lo tienen prohibido, para no deprimir al resto de Europa.
    Tras subir el puerto más grande del mundo ( puerto de Grimsel) viene un segundo puerto. Este es más alto aún. Tras subir un buen ratito, en mitad de la carretera encontramos el hotel Belvedere. Allí hay que parar. Donde sea.
    El aparcamiento estaba completo, así que dejamos la autocaravana en el borde de la carretera, en el arcén pegada, por donde pasaban los autocares a apenas unos centímetros. Nos acercamos a la tienda que regenta la entrada al glaciar del nacimiento de Rodano. Pagando, como es habitual en este país, entramos en un camino que nos llevó directos al final del glaciar. Lo que antes era todo nieve ahora era un lago y el glaciar estaba al fondo. Siguiendo el camino llegamos a una cueva de hielo que entraba en el glaciar. Impresionante. Después dimos una vuelta por los alrededores y bajamos hasta el lago.
    Ya de vuelta, paramos entre los dos puertos a comer. Un conductor de autocar que paraba allí se nos acercó. Tres meses al año en Suiza y el resto vivía en Latinoamérica, con los 20.000 euros que había ganado.
    Subimos y bajamos puertos nuevamente y tras más de 1 hora de curvas volvimos a Thun. Hicimos las rutinas de deporte y tras cenar y jugar nos fuimos a la cama.
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  • La naturaleza con toda su fuerza

    12.–13. elok. 2024, Sveitsi ⋅ ☀️ 22 °C

    Escribo el inicio de esta huella hoy mismo, 12 de agosto, y puedo asegurar que la película, a las 23,09 aún está lejos de acabarse.
    Pero cada cosa en su momento.
    Empezamos la mañana temprano. A las 7,30 sacamos a Fiona a pasear. Habíamos vuelto a Thun a dormir y queríamos conocer la ciudad antigua. 3 kilómetros y medio nos separaban de ellos, así que nos pusimos en marcha. Mucha gente por la calle que iba a trabajar. El centro parece de cuento. Aunque estaba brillante, había un montón de máquinas limpiando lo limpio, cepillando el suelo, y varios operarios quitando flores pochas de los maceteros de las calles. Envidia cochina de ciudad limpia.
    Tras ver a un grillao haciendo surf en una represa del rio nos volvimos a la auto.
    Salimos a ver la cascada más grande de suiza. En el parking nos salió un señor, cara de palo seco con bigote, de entre 70 y 72 años, primero hablando en alemán y después en inglés. Que allí no se podía aparcar que nos fueramos más adelante. Le hicimos caso e intentamos entrar en el sitio que ya ocupaba un árbol. Apareció otra vez el señor y metió una caravana donde íbamos a entrar nosotros. Después otra y otra. Cuando vio la cara de Ana, que echaba humo por la cabeza y fuego por los ojos, decidió hacernos sitio.
    "¡Si entiende castellano! ¡Y me ha tratado como a una mierda!
    El señor desapareció.
    Fuimos a la entrada de la cascada. Como no, caseta y pago por entrar.
    ¡Y el señor de antes discutiendo con una familia musulmana a la que logró echar!
    Ana pasó a su lado disparándole misiles por los ojos.
    Al entrar había que coger un ascensor que subía por la roca, que manejaba ... El mismo de antes.
    Menos mal que la visita a la cascada nos hizo olvidar lo anterior.
    7 cascadas en 1, cada cual más fuerte. El sonido era como pegar la oreja a un tren. Otra vez más vale la pena lo pagado.
    Cogimos camino a Grindelwald. Para algunos un error, para otros el mayor de los aciertos.
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  • Parte II, La tormenta

    12. elokuuta 2024, Sveitsi ⋅ ☁️ 19 °C

    Llegamos a Grindelwald a las 14,00 horas.
    Este pueblo es, a mí parecer, el más bonito que hemos visto en toda Suiza. Si tuviera que definir este país con un lugar sería este sin duda.
    Es el final del camino de la parte mas alta de los alpes suizos. Solo tiene el valle de entrada, por el que va la carretera, y un montón de montañas que le rodean de entre 3000 y 4000 metros, incluido el Eiger.
    Las casas son todas de cuento. No hay edificios de ladrillo ni casuchas descuidadas.
    El problema es que eso mismo pensamos un millón de turistas, por lo que los parking estaban a rebosar y andar por la calle principal (una calle de cómo 500 metros llena de tiendas para guiris) era como andar por New York en las películas americanas cuando el bueno logra su objetivo.
    Buscamos aparcamiento. Todos completos. Salimos del pueblo y al final, junto al río, encontramos un parking no muy grande. Encajamos como pudimos la auto junto a otra.
    Preparamos unos sandwiches para comer y nos fuimos camino del teleférico de Firts.
    En este pueblo hay un montón de teleféricos que te llevan a sitios diferentes. Además tienes trenes cremallera y autobuses que comunican las diferentes estaciones. El de Firts era el más lejano de donde habíamos aparcado. Pero sin miedo ni pereza subimos pueblo y al teleférico nos encaminamos.
    La góndola, como le llaman aquí, sube una burrada impresionante en tres tramos. Al final, después de un primer momento de sufrimiento evidente de Ana (no le gustan nada las alturas ) y otro de disimulado, llegamos arriba. Dos mil y muchos metros de altura, en una planicie de alta montaña que en 50 minutos te llevaba a un lago glaciar. A ellos nos pusimos y en menos de 30 minutos llegamos. Entre Carlos y Fiona nos llevaron a buen paso. A las 5 de la tarde llegamos al lago, saludamos a las cabras y optamos por comer de vuelta al fonicular para que no se nos hiciera demasiado tarde. La estación, arriba, tiene un camino de hierro colgado sobre un barranco y el puente colgante más alto de los alpes. Pues allí fuimos. Oliver delante, detrás yo, detrás Carlos, que tampoco es amante de las alturas y por último Ana con Fiona. Fiona miraba entre las rejillas del suelo y se negaba a avanzar y Ana convencía una y otra vez a su cerebro de que no pasaba nada. Al final las dos lo atravesaron.
    Tocó la hora de decidir. Bajar andando o pagar de nuevo el fonicular. El cielo se aventuraba, por la derecha, de color absolutamente negro y la temperatura bajaba a mucha velocidad. In extremis, porque ya cerraban el fonicular, optamos por esta opción y menos mal.
    Comimos en la bajada y al llegar entramos en una tienda a comprar un recuerdo. Y el cielo se rompió. No llovía, ni diluviaba, ni siquiera jarreaba. Hemos pedido a la Real Academia de la Lengua Helvética que cree una palabra para ese fenómeno atmosferico. Se nota que son exagerados en todo. En los quesos, en los chocolates, en las montañas, en los ríos y en la lluvia.
    Nos quedaban como 40 minutos andando para llegar a la auto, y el agua caía fría del carajo. Menos mal que habíamos cogido tres capas chubasqueras y un impermeable. Aún así el viento colaba el agua por todas partes y ríos improvisados nos dificultaban el paso. Bajamos corriendo (si mi traumatólogo lee esto, yo no saltaba) y llegamos a la auto con las partes sin cubrir totalmente empapadas. Nos duchamos, guardamos lo mojado en la ducha y nos marchamos.
    ¡Que ilusos!
    A 10 minutos del pueblo los coches estaban parados. Un rato, otro y de pronto una caravana con unos españoles que habíamos conocido esa mañana nos avisó que se había cortado la carretera y que no podríamos salir hasta el siguiente día. Y seguía lloviendo.
    Como ya he contado Grindelwald es el fin del mundo. Si la Tierra fuera plana sería por donde caerían los barcos. Así que con la única vía de salida cortada estábamos aislados. Y tuve la maravillosa idea de volver al parking donde habíamos pasado el día, ya que era tranquilo y nadie nos molestaría. Ana protestó un poco, bueno, un mucho. Estábamos al lado del río ( exagerada, si había por lo menos 2 metros de distancia y estaba a un metro de nuestra altura) y con la tormenta podía ser peligroso. Pero aún así nos quedamos. Tal como decía en la huella anterior, no tenía claro que amanecieramos indemnes, por lo que pasé toda la noche mirando por la ventana de nuestra habitación si el agua nos empezaba a cubrir.
    ¿Cuando podríamos salir?
    Si hubiera sido en España tendríamos para un mes, pero estábamos en Suiza. Mañana lo sabremos.
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  • Se acabo la tormenta ¿O no?

    13. elokuuta 2024, Sveitsi ⋅ ☁️ 17 °C

    Amanecimos vivos. Ana no estaba segura del todo, pero a mí me dolía la rodilla. Era la evidencia que necesitábamos.
    El río estaba un poquito más alto, pero no se había desbordado.
    Ana y yo salimos a pasear y a valorar daños. Parecía que no hubiera llovido, excepto porque el pueblo parecía vacío con respecto al día anterior.
    Ana preguntó al conductor de un helicóptero si se podía salir de alguna otra manera. Le contesto que solo en Góndola. La carretera y las vías del tren se las había llevado el río.
    Nadie sabía cuando se podría volver a salir.
    Nos dimos un paseo subiendo pueblos hasta la oficina de información. Nos dijeron que a las 13 horas sabrían algo, así que nos fuimos a hacer una ruta por un bosque que parece mágico. Llegamos a un desfiladero y nos dimos la vuelta para ver si se podía salir.
    En efecto, con puntualidad suiza, a las 13 horas se abrió la carretera.
    Aprovechamos a comer para pasar el primer atasco y a las 3 de la tarde nos pusimos en marcha.
    El río se había llevado un trecho muy importante de carretera y río, arrasandolo todo. En una noche habían construido una carretera alternativa, y esperaban en pocas horas haber restaurado la carretera original.
    Definitivamente los suizos son unos máquinas.
    De camino logramos reponer agua y nos encaminamos hacia Italia. Pasado un puente cambiamos de cantón, y de pronto todo estaba en Italiano.
    Aquí lo de los idiomas y costumbres es alucinante. Empiezas hablando francés, y con costumbres muy francesas. Cambias al centro del país y todo es en alemán. La gente no habla francés, solo alemán o inglés, exclusivamente. Y cuando llegas a la zona italiana, otro tanto de lo mismo. Al final se te mezcla en el cerebro en Bon jour, Guten taken, Bon Jorno...

    Pero sea el idioma que se sea todo perfecto, impecable y super cuidado.
    Buscamos un aparcamiento para dormir en la parte mas al sur de los alpes. Estábamos pegados a una montaña enorme. Nos acostamos y empezó a llover. Pero a llover a lo suizo.
    Cerramos toda la auto mientras el cielo parecía la feria de San Isidro. Carlos se despertó sobresaltado, pero la realidad es que a mí las tormentas me ayudan a dormir plácidamente (eso sí, tapados con manta y colcha).
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  • Por fin el lago Como

    14.–15. elok. 2024, Italia ⋅ 🌙 24 °C

    Otra noche más salimos indemnes de las tormentas. Salimos a pasear a Fiona, que acabo trabando amistad con una panda de terneros que andaban pastando por esos lares.
    Tras desayunar partimos camino de Italia. Un par de horitas para cruzar la frontera y aparecimos en Como.
    El cambio con Suiza casi no se notó. Las carreteras estrechas, coches por todos lados saltándose los semáforos y cedas el paso, gente que no habla, grita hasta en la ducha.
    En fin, sin grandes diferencias.
    Tras comprobar que el lago Como no es el mejor lugar para circular con autocaravana, llegamos al mega camping en que habíamos reservado está noche. Por 70 euros la noche nos ofrecían un sitio espectacular y todos los servicios. El sitio, pequeño y pegado a la carretera general. Los servicios... Una rejilla en el suelo, una goma con agua y la lavandería a dos manzanas de aquí. La autos metidas con calzador. No hay duda, descasaríamos una sola noche.
    El lago Como es el paraíso de los enamorados de Benidorm. Todo lleno de gente, coches aparcados hasta en las farolas, miniplayitas requetellenas. Menos mal que nos queda la guerra de las galaxias.
    A 10 minutos de camping está el lugar donde se celebró la boda de Anakin y Padne. Y allí nos plantamos. Tras más de 500 fotos volvimos a comer. Ya dedicamos la tarde a colada (fuera del camping) y pasear. Mañana empezaremos la vuelta, aproximadamente otros 2000 kilómetros.
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  • Susto con la camper

    15. elokuuta 2024, Ranska ⋅ 🌙 20 °C

    La noche en el lago Como fue, como se dice en mi tierra, toledana.
    Los coches y motos pasando toda el tiempo a escasos 10 metros de nuestra auto.
    Algunos vecinos entrando en el camping con sus vehículos más allá de las 12 de la noche. Fiesta en el pueblo hasta las y pico. En fin, Italia en toda su salsa.
    Tras desayunar no lo dudamos. No marchábamos de allí.
    Arrancamos la auto para salir y
    ¡Hay mísero de mi, hay infelice, apurad cielos pretendo, ¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?!
    Se encendio el testigo de chequin de motor.
    Según el libro de mantenimiento puede ser un mal funcionamiento de mil cosas. Desde ir más despacio hasta crear un agujero negro que acabe con todos los ocupantes y sus cuentas bancarias.
    Allí no podíamos seguir, así que decidimos llegar a Milán y buscar un taller.
    Atravesar el lago fue experiencia mas dura que el día anterior. Los semáforos están puestos porque hay zonas donde no caben dos coches a la vez, excepto si llevan matricula italiana que entonces caben un coche en cada sentido más una moto por en medio y un ciclista en un lado. O al menos eso deben pensar ellos, porque se los saltaban con mucha facilidad y estuvimos a punto de atropellar a más de 10 ciclistas e incontables moteros (algunos moteros tenían más edad que yo y eran igual de kamikazes). Tras salir de ese lugar de locura nos encaminamos a Milán. Todos los talleres cerrados por ser fiesta, la virgen de agosto.
    Seguimos a Turín con el piloto encendido. Casi 300 kilómetros más allá logramos llegar a un taller en Torino y también estaba cerrado. Comimos paseamos y rehicimos la ruta de vuelta.
    Iríamos a Georges, donde seguro habrá talleres abiertos. descartamos Chamonix para evitar subidas.
    Salida de nuevo, otras 3 horas.
    Cada 5 minutos teníamos que parar a pagar nuevo peaje. Poco a poco notábamos como el esfuerzo de nuestra vida pasaba a manos de los italianos. Pero al llegar a Francia nos dieron una cura de humildad. 73 euros el primer peaje. En otro peaje francés, al soltar el embrague, al auto rugió. Seguro que era el final del viaje y el motor saltaría por los aires. Paramos a echar gasoil . Tras arrancar...
    ¡Sorpresa! La luz se había apagado. Ana y yo dábamos botes mientras los chicos seguían jugando a la consola.
    Para celebrarlo y tras el cansancio decidimos desviarnos al primer pueblo a dormir. Chambre. Descubrimiento impresionante. El área estaba junto a una zona verde, con pista de patinaje, espacio para entrenar perros y campo, mucho campo.
    Tras un paseo para estirar piernas cenamos y a dormir (otra vez bien tapados, pues seguimos en los alpes).
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  • Un largo dia de regreso

    16. elokuuta 2024, Ranska ⋅ 🌙 23 °C

    Tal como contábamos ayer el pueblo donde dormimos era un descubrimiento increíble.
    Está dentro de los considerados pueblos floridos, por lo cuidado de su entorno. Por la mañana dimos un paseo de una hora por bosque. No continuamos porque se hacía tarde, pero había multitud de rutas.
    Después de desayunar fuimos a una quesería donde se veía como estaban fabricando el queso. Compramos 2 trozos más, impresionantes. Cogimos camino al sur y nos despedimos de los alpes. Hicimos el viaje en dos etapas de aproximadamente 2,5 horas cada una. En el carril contrario había atascos de horas. Al final terminamos en un pueblo que ya se alejaba de la costa, a un par de horas de Toulouse.
    En la cena sacamos todos los quesos que hemos ido comprando. En breve terminaremos con el que compramos en Gruyere, pero tenemos sustitutos de sobra.
    Tras la cena Ana y yo nos acercamos al centro a ver la verbena de las fiestas. Vuelta, una partidita de cartas y a dormir hasta el próximo día.
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  • Llegando al Pirineo frances

    17. elokuuta 2024, Ranska ⋅ ☁️ 17 °C

    Nos levantamos y fuimos a pasear, a ver si le encontrábamos encantó al pueblo donde habíamos dormido, pero después de muchas vueltas, arriba y abajo, a un lado y al otro, seguía siendo igual de feo y soso. No todos los lugares podían ser tan maravillosos como los del día anterior. Aún así nos hicimos un par de fotos en el único parque del pueblo.
    Empezamos viaje de nuevo. Por suerte la autopista estaba sin atasco en nuestro sentido. En el otro circulaban a 10 por hora.
    A eso de las 3 de la tarde llegamos al lugar que había buscado Ana. Un pueblín, L'Ourse, en el pirineo francés, a pocos kilómetros de España.
    El pueblo es peculiar. En la ladera de una montaña, una sola fila de casas a cada lado de la carretera. Un solo bar/restaurante/hotel y una gasolinera.
    Y un área recién abierta y muy muy cuidada. El lugar estaba lleno pero una pareja de Almería nos dijeron que se iban y nos dejaron su sitio.
    Pasamos la tarde jugando al frisbit y haciendo la rutina de ejercicios. Ana lleva todo el verano intentando aprender a hacer el pino sin apoyo.
    Teníamos guardadas las letras de una frase que encargamos antes de salir, así que aprovechamos para ponerla en un lateral y hacernos una foto. Decidimos darle un nombre a la auto, huracán, aunque ese nombre le pegaría más a Carlos.
    Tras la cena, Ana y yo salimos a dar una vuelta por el pueblo.
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  • Entrando en España

    18. elokuuta 2024, Espanja ⋅ ☀️ 15 °C

    Nos levantamos con una lluvia muy potente a eso de las 7 de la mañana. Nos tocó correr a cerrar ventanas y esperamos a ver si se pasaba. A las 8,30 nos aburrimos y decidimos volver a empezar viaje. Teníamos que llegar a España. La idea era entrar por Vielha y desde allí a Benasque, donde pasaríamos 2 noches.
    La luz del motor se había vuelto a encender, y la perra estaba diarreica de todo lo que se había comido en la calle el día anterior.

    Ya en el tramo Vielha Benasque, en mitad de la subida de un puerto, la perra empezó a cantar y hubo que parar. Al encender de nuevo, el testigo ya no estaba. La auto está igual que el resto de la familia.
    Llegamos a Benasque, sin reserva en el área porque estaba a tope. Aparcamos en un lugar algo estrecho y aprovechamos para comer.
    Después nos dedicamos a componer una canción que expresará como habían sido nuestras vacaciones. Somos unos artistas. Tarde de paseo por el río con Oliver y después algo de compras y una cervecita en una terraza. Poco quedaba ya,
    Cena y a descansar.
    Por cierto, el último paseo de la perra bien abrigados porque hacia mucho frío ( lo que íbamos a echarlo de menos en Madrid).
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  • Ibones del pirineo

    19. elokuuta 2024, Espanja ⋅ ☀️ 21 °C

    La noche había sido muy fría, así que salimos abrigados a sacar a la perra. Tras un paseo cortito volvimos a prepararnos para un día de monte de verdad.
    Aparcamos en Llanos de hospital, último lugar al que se puede llegar con vehículo privado antes de llegar al macizo de la Madaleta. Allí cogimos el autocar que nos acercó a la Besurta, donde terminan todos los caminos.
    Nuestra idea era llegar al Ibón de la Renclusa, un lago pequeño formado por la nieve que se acumula en invierno y que son ecosistemas muy raros que se dan en sitios como Pirineos. Para ello había que llegar a los 2300 metros de altura. Fuerte subida al refugio de la Renclusa, lugar que ya conocíamos de haber subido hace 2 años los cuatro. Desde allí parten los caminos que llevan al Aneto, a la Maladeta, al pico del Alba...
    A la derecha había una fuerte pendiente que, en algo más de 30 minutos, nos dejó en el Ibón. Pasamos una hora con los pies a remojo y escuchando a una marmota que, a apenas 100mts, nos gritaba de vez en cuando.
    En la bajada prescindimos del autocar y fuimos directos a Llanos del Hospital.
    Un tal Ignacio se encabezonó en coger un camino que no era y terminamos cruzando el río descalzos. Eso sí, el olor dentro de la auto a la vuelta, sin zapatos, mejoró en gran medida.
    Llegamos a Benasque y recogimos los 324 kilos de ropa toxica que teníamos acumulada desde el Lago Como y nos fuimos a lavarla.
    Aprovechamos para comprar unos canelones y unas croquetas para darnos una última cena homenaje.
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  • Se terminó el viaje.

    20. elokuuta 2024, Espanja ⋅ ☀️ 31 °C

    Nos despertamos el último día de viaje. Tras el paseo de una horita con la perra estilo destroller y Oliver luchando con una espada-palo contra 3000 villanos imaginarios, recogimos la auto y preparamos maletas para que la vuelta fuera mas sencilla. Nos quedaban al menos 5 horas de viaje hasta Madrid. Primero dejaríamos a Oliver en casa de su abuelo Isidro, y después nos tocaría a nosotros.
    El camino con auto, en su primera parte, tiene algunas zonas divertidas. La primera el desfiladero de Ventamillo Que separa Benasque del resto del mundo, y donde cuando te ven de frente, la mayoría de los conductores sudan a chorros, menos cuando son camiones, que entonces sudas tú.
    Está vez fuimos por Aínsa. Yo estoy empeñado en que algo bonito tiene que tener. Su castillo, sus zonas de baño... Pero desde que estuvimos de visita en un campamento de Carlos le tengo una rabia al pueblo que no puedo con él.
    De Aínsa otro desfiladero hasta la autovía. Está vez nos cruzamos con un mendrugo en autocaravana que nos golpeó el espejo retrovisor. Ya tiene dos velas negras para lo que le quedan de vacaciones.
    A partir de ahí el viaje soso como de costumbre. Horas y horas de conducción mientras los chicos juegan a todo tipo de aparatos electrónicos.
    Anoche reflexionamos sobre como había sido el viaje. Han sido 17 días tan intensos que cuesta imaginar que Rocamadour, Padirak o Ginebra sean partes del mismo.
    Lo que si tenemos claro es que ha sido el viaje más interesante y divertido hasta ahora.
    También hemos empezado la planificación del siguiente. Ya tenemos dos candidatos que terminaremos de perfilar.
    Estos viajes anuales se están convirtiendo en una fuente de vivencias únicas que nos recargan de energía para el resto del año.
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    Matkan lopetus
    20. elokuuta 2024