Bryce Canyon

Llegamos de noche a Bryce Canyon City. La ciudad está a 15 minutos en auto del parque y tiene solamenter dos alojamientos. Ruby’S Inn es el más grande y conocida: en 1919, enamorado de la belleza de la zona, un hombre llamado Ruby armó una posada para alojar gente mientras buscaba que la zona se hiciera conocida. En 1923 se creó el parque nacional y la posada original pasó a ser parte del parque pero él y su familia construyeron un alojamiento nuevo que también tuvo y tiene el correo postal del pueblo. El complejo de habitaciones/cabañas que armaron es gigantesco, tienen el local de souvenirs dentro de un hotel más grande que vimos en nuestra vida (encima, de buena calidad: libros, ropa, bijouterie, artesanías navajo, tapicería...).

Cenamos lo que habíamos comprado y nos fuimos a dormir porque al día siguiente nos tocaba levantarnos muy temprano!

Arrancamos antes de las 7 en completa oscuridad y media hora después ya estábamos ingresando al parque en el que, sin mapa y sin luz, nos costó un poco encontrar donde ubicarnos para ver el amanecer. Elegimos Sunrise Point y quedamos maravillados. El cielo tenía algunas nubes que al recibir los primeros rayos del sol desde abajo, colorearon el cielo de rosa a amarillo. Es que el pronóstico del día nos prometía las primeras nubes del viaje, y si bien cumplió, nos dió un amanecer soñado.
Luego hicimos una pasada técnica por el hotel: aprovechar el buffet de desayuno super completo (pero muy yankee) que ofrecía el Ruby's Inn, y volvimos al parque con la idea de recorrerlo a fondo. Sucede que el parque es una meseta elongada norte-sur que tiene acantilados al este a lo largo de toda su extensión, con distintas geoformas y paisajes muy pintorescos distribuidos por el parque. El sector más icónico es el Amphitheater (anfiteatro), donde se encuentra la mayor cantidad de hoodos (pináculos de roca, producto de la fractura por congelifracción y posterior meteorización y karstificación) del mundo. Esto, sumado a la variación de colores blancos a rojizos de por sí ya justifica la visita. El anfiteatro cuenta con 4 miradores principales (desde lo alto), y un número de caminatas que se entrelazan en la zona baja del valle. Optamos por hacer la famosa "Queen's Garden - Navajo Loop (via Wallstreet)" que combina una bajada desde el sunrise point a traves de hoodos y arcos muy fotogénica, un paseo por un pinar muy bonito, y una subida entre paredones verticales con unos caracoles bastante icónicos. Gran caminata, muy recomendable, nos cansamos de sacar fotos y de maravillarnos con cada visual a medida que avanzábamos. Lleno de gente, cabe destacar. La subida de Navajo Loop terminó en el Sunset Point, qué lugar más magnífico! Pero si abajo había gente caminando, qué le queda a un mirador espectacular al que se accede con pocos pasos desde el auto... exceso de gente.

Luego aprovechamos la infraestructura del parque para almorzar: nos subimos al auto, fuimos hasta la punta sur del parque en el llamado Rainbow Point y nos quedamos en una zona de picnic almorzando nuestra vianda. Mini siesta mediante, fuimos recorriendo los distintos miradores desde el extremo sur (el más lejano) hacia el norte (para el lado de Bryce Canyon City, donde estábamos alojados). Sucede que la meseta se eleva hacia el sur, logrando que el parque (el más alto que visitamos) llegue a casi 2800 msnm. En orden, recorrimos Rainbow Point (vista al anfiteatro desde lejos), Yovimpa Point (vista al SW, espectacular sin duda), Black Birch Canyon, Ponderosa Point (sí, llena de pinos), Agua Canyon, Natural Bridge (con un arco de piedra inmenso y hermoso), Farview Point. Luego, ya en el anfiteatro, recorrimos Bryce Point (el punto más alto dentro del anfiteatro, viendo los hoodos desde el sur), Paria Point (lindo nombre, sí) y nos movimos hacia Inspiration Point donde elegimos pasar el atardecer. Desgraciadamente, el cielo estuvo nublado desde que volvimos al parque post desayuno, por lo cual nos perdimos de ver los rojos icónicos de un atardecer tan especial, pero la baja progresiva de luz le dió un tinte muy especial (y fotogénico), mientras disfrutábamos de unos mates y algo de bakery poco casero de Walmart y Honey's Market. Fundamental el abrigo, hay que decirlo.

Semi-oscuro ya, volvimos al hotel para cenar en el buffet que, frente a la baja expectativa que teníamos, nos terminó sorprendiendo. La receta mágica para disfrutar, a veces, es esperar poco (aplica particularmente a la gastronomía de este país).

El lunes 28 decidimos madrugar nuevamente para ver el amanecer, pero tal como prometía el pronóstico iba a estar nublado y lluvioso hasta entrada la mañana por lo que aprovechamos para recuperar un poco de sueño (y adelantar la lectura de Gonza de la facultad). Desayunamos y partimos del hotel hacia Bryce Point para absorber la mayor cantidad posible de ese paisaje increíble previo a arrancar la larga manejada hacia nuestro siguiente destino: Sin City.Leggi altro