traveled in 13 countries Read more
  • Day 287

    Kuala Lumpur

    May 4, 2023 in Malaysia ⋅ ☁️ 32 °C

    Aterrizar en Kuala Lumpur después de un mes en la perfección de Tailandia fue como un dolor de ovarios. El calor parece que aún podía aumentar más, la ciudad no parece tener nada de especial y, lo peor de todo, la sombra del islam se percibe en el ambiente. No tengo nada en contra de la religión en sí, pero las sociedades musulmanas desprenden un cierto aire totalitario especialmente sobre las mujeres, y aumenta en mí la dificultad que ya suelo tener para obedecer a la autoridad. Aún así, admito que no todo fue malo en estos tres días en la ciudad. Disfruté mucho visitando las cuevas de Batu, que albergan un templo hindú dedicado al dios Murugan, hijo de Shiva y Parvati. No solo las cuevas y las construcciones eran impresionantes, sino que por un rato parecía que habíamos vuelto a India (con masala dosas para desayunar y todo), y nos dimos cuenta de cuánto la echábamos de menos. También fue un punto álgido visitar las torres Petronas, que después del 11S se proclamaron como las torres gemelas más altas del mundo. El resto de la ciudad en sí no estaba mal, aunque no se destacaba demasiado en nada, era una gran ciudad bastante limpia y ordenada para ser asiática. También comimos platos locales intentando sumergirnos en esta nueva cultura en el mínimo tiempo posible y salimos un sábado por la noche para descubrir que a pesar del islam hay una importante comunidad de jóvenes que ansían ser modernos y rebeldes. Pongo toda mi esperanza en ellos.
    Hasta aquí nuestra fugaz estancia en KL aunque siempre interesante ya que no hay nada como aterrizar en un nuevo país y embriagarte de la sensación de que todo es nuevo y por descubrir.
    Read more

  • Day 282

    Kao Sok

    April 29, 2023 in Thailand ⋅ 🌧 28 °C

    Después de darle muchas vueltas, decidimos pasar por el lago del parque natural de Kao Sok como nuestra última parada en Tailandia. La forma más fácil de llegar al lago (vamos a obviar el hecho de que en realidad es un embalse) es contratando un tour, y por mucho que odiemos estas excursiones organizadas, todo el mundo nos ha hablado demasiado bien de este lugar como para pasarlo por alto. El día anterior aún habíamos amanecido en la isla de Koh Tao, pero un barco, un tuktuk y mil autobuses después estábamos en el parque de Kao Sok. Por la mañana nos vamos con un grupo de 14 personas más en un autobus que nos deja en el muelle, y después de casi otra hora más en barca llegamos a nuestras cabañitas en el agua. El lugar es realmente de quitar el aliento. El agua se extiende por recovecos y planicias a lo largo de 165 kilómetros cuadrados, encuadrado por altas montañas de roca caliza revestidas de verde, y nuestra casita está flotando en medio de semejante lugar idílico. El hecho de estar con otras personas nos deja de importar y hasta es curioso observar a otros turistas no-mochileros. Nada más llegar a las cabañas tenemos la comida preparada, y luego nos refrescamos saltando al agua desde nuestra habitación. Por la tarde nos llevan a ver una cueva con estalactitas y estalagmitas y murciélagos y a pasear por la jungla, y al atardecer volvemos para ver el Sol irse desde el agua. A la mañana siguiente despertamos bien temprano y nos subimos a un kayak para explorar un poco por nuestra cuenta. Kao Sok acaba siendo la mejor despedida posible de Tailandia, que nos ha robado el corazón y nos ha dejado con ganas de más.Read more

  • Day 280

    Koh Tao

    April 27, 2023 in Thailand ⋅ ⛅ 30 °C

    Estivémos três dias nesta pequena ilha a uma hora de ferry de Koh Phangan, conhecida por ser das zonas de mergulho mais visitadas por aqueles que querem realizar o curso de Open Water, que permite mergulhar em qualquer parte do mundo até uma profundidade de 18m. A quantidade de escolas, os preços baixos e as suas aguas transparentes e cheias de vida marinha são razões mais que suficientes para fazer deste lugar o destino ideal.
    No primeiro dia tivémos a primeira aula numa piscina e onde aprendemos a reconhecer o equipamente e as técnicas básicas, assim como a solucionar vários problemas. Nos dois dias seguintes já fomos para o mar e realizámos um total de quatro imersões com o nosso instructor Damian, um simpático polaco. O barco levava-nos do porto até uma das zonas de aprendizagem. Enquanto aprendemos as restantes técnicas de mergulhos podemos apreciar a paisagem única subaquática e entre mergulhos disfrutávamos da vista da ilha e do mar azul, enquanto tomávamos um segundo pequeno-almoço incluído no preço. Voltávamos a tempo de ver o põr-do-sol desde o bar de praia, que tínhamos mesmo em frente da nossa cabana de madeira e onde se confeccionavam os pratos mais saborosos que provámos em toda a Tailândia, ao som de música reggae, rock melódico e pessoas com cara de descanso e felicidade.
    Foram dias que recordaremos com nostalgia e carinho entre a vida simples de praia, alimentar-nos bem, dormir e relaxar e um novo mundo recém redescoberto, onde o silêncio é imperador e à sua volta nadam os seus súbditos, entre corais e plantas de todas as formas e cores.
    Read more

  • Day 275

    Koh Phanghan

    April 22, 2023 in Thailand ⋅ ⛅ 31 °C

    Cruzámos o país da costa oeste à costa este até Surat Thani. Daí apanhámos um ferry que nos levou, pelo atardecer, até à primeira das nossas ilhas no golfo da Tailândia.
    Ao chegarmos alugamos uma mota para esses dias. Ficámos em dois hoteis diferentes. O primeiro foi o que mais gostamos. Era uma simples cabana de madeira rodeada por um jardim luxuriante que fazia mais lembrar uma floresta.
    Adorámos esta ilha porque nos fez lembrar um pouco S Tomé e Principe. As praias e a vegetação são parecidas e não tem demasiadas pessoas apesar de ser a ilha das famosas festas da lua cheia, que atrai várias pessoas de gosto duvidoso.
    Os dias passam-se entre visitar as praias para decidir qual a mais bonita e procurar os melhores restaurantes e mais baratos.
    Um dos pontos altos foi termos coincidido com o meu primo Pedro, Nelle e o pequeno Edgar, que ainda não tínhamos conhecido e já tem 6 meses. Passámos uns dias muito bonitos em família entre jantares, um almoço na casa deles e praia.
    Read more

  • Day 273

    Phuket

    April 20, 2023 in Thailand ⋅ ☁️ 31 °C

    Phuket fue una sorpresa inesperada. Con muy mala fama por detrás y habiéndonos recomendado que no fuéramos, nuestras pasadas por esta isla, separada del continente por apenas un pequeno estrecho, fueron realmente de pasaje tanto antes como después de Koh Phanghan, ya que el aeropuerto de Phuket es el más importante del sur de Tailandia.
    Nuestra primera llegada a Phuket fue después de un día muy largo en el que amanecimos en Pai y aún pasamos por Chiang Mai para visitar al monje que equilibraría nuestros cuerpos para siempre. Todo esto antes de coger el vuelo hacia el sur.
    Al llegar al hotel ya de noche, cogimos la moto para explorar un poco los alrededores y, antes de ver o escuchar el mar, lo olí. Confieso que el olor a sal del océano me emocionó de forma sobremanera. Cuando pienso en todo el camino que llevamos detrás, me doy cuenta de que no vemos el mar desde Goa, lo que hace que hayan pasado los dos meses más largos de mi vida sin haber estado cerca de mi elemento más preciso, como buena Piscis que soy.
    Nuestra primera estancia en Phuket la pasamos deleitándonos con la playa y los atardeceres, en este momento del viaje no necesitamos nada más. También verificamos porqué tiene tan mala fama (turismo masivo de rusos, bailes eróticos y calles con más iluminación y decibeles de la que debería estar permitida), pero, sinceramente, el problema es también de la gente que no sabe mirar más allá. Nuestra segunda estancia en Phuket, ya después de las experiencias vividas en Koh Phanghan, en Koh Tao y en Kao Sok, nos alojamos cerca del aeropuerto, con la única expectativa de no perder el avión. Hemos estado viviendo la vida lenta de isla durante dos semanas y ya no le pedimos nada más a Tailandia. Otra vez, Phuket nos sorprende con las playas más bonitas, apenas a unos pocos quilómetros del aeropuerto, e incluso tenemos un espectáculo de atardecer (mención especial a los atardeceres de Tailandia, que simplemente son los más etéreos y reveladores que he visto nunca) junto con aterrizajes de aviones, que pasan por encima de nuestras cabezas, con rugidos del infierno mientras los colores púrpura, azul, rosa, naranja, bailan en el cielo y el mar se vuelve del color de la inefabilidad.
    Read more

  • Day 270

    Pai

    April 17, 2023 in Thailand ⋅ ☀️ 34 °C

    Para chegar até Pai tivemos que percorrer uma estrada conhecida pelas suas 230 curvas. Muitas pessoas que iam no minibus ficaram enjoadas e tivemos que fazer uma paragem para prevenir males maiores. Rapidamente ficamos a conhecer a pequena cidade, de ambiente mais relaxado e a preferida dos hippies, constituida por apenas duas ruas principais e pelos seus comércios com roupa e acessórios hippies, vários postos de comida de rua tailendesa e restaurantes mais caros para os gostos mais requintados dos nómadas digitais.
    Alugámos uma mota para estes dias podermos conhecer a natureza dos arredores e deslocar-nos ao nosso hotel, que tem para nosso grande prazer uma piscina e um jardim luxurioso muito bem cuidado. Aqui passamos as manhãs e algumas tardes para refrescar-nos nas horas de maior calor. Aí travamos amizade com um casal de um inglês e uma húngara, que vivem numa casa de campo na Hungria e viajam todos os anos a algum país exótico. Um dia deram-nos dois bilhetes que já tinham usado para podermos ir visitar umas fontes termais no meio de um parque natural, onde nos pudemos banhar e que seguramente não teríamos ido pelo elevado preço que cobravam por eles.
    Tivemos ainda a opurtunidade de visitar uma plantação de arroz com umas construções em bamboo, uma cascata, um famoso canyon para ver o atardecer e um grande buda sereno, no topo de uma montanha. Foram uns dias muito tranquilos em que podemos descansar e reconectar profundamente com a Natureza e com a nossa espiritualidade.
    Read more

  • Day 265

    Chiang Mai

    April 12, 2023 in Thailand ⋅ ⛅ 38 °C

    Saímos bem cedo de Chiang Rai para chegarmos à outra cidade Chiang, famosa por ser capital dos nómadas digitais. Um taxi Grab leva-nos ao hotel. Chegamos a tempo para uma das festividades mais importantes da Tailândia, o Songkran, ou ano novo budista. Nesta festividade o momento mais aguardado é quando os locais atiram água sobre as outras pessoas para lavar os pecados e começar o ano mais limpos e purificados. O que começa como um nobre propósito acaba numa verdadeira batalha campal, onde todos estão armados até ao dentes. As fontes de água são aproveitadas para encher recipientes de todos os tamanhos e formas, pistolas, canhões e todo o tipo de armamento possível de encharcar ao máximo o próximo. Os claros vencedores são as famílias e amigos que vão em jeeps de caixa aberta, circulando pela cidade, com contentores de cem litros em cima.
    A nossa passagem por esta cidade fica marcada pelo reencontro com o nosso amigo Scott, a festa por toda a cidade, o calor infernal, aliviado brevemente pelos cubos de água despejados sobre as nossas cabeças e a sempre presente poluição, que tornava os dias um pouco mais cinzentos.
    A cidade tem várias zonas que não pudemos explorar e por isso ficámos com uma visão limitada daquilo que tem para oferecer. Também terá que ficar para uma próxima o curso de Vipassana que se realizava num dos templos, no topo de uma montanha.
    Fomos ainda informar-nos sobre as tatuagens milenares realizadas por monges budistas, feitas com a técnica de bamboo, conhecidas como Sak Yant, que têm para além do efeito visual uma função de proteção ou fortalecer um objectivo específico, através de mantras. Ficou acordado fazermos uma ao voltar de Pai, o nosso seguinte destino.
    Read more

  • Day 261

    Chiang Rai

    April 8, 2023 in Thailand ⋅ ⛅ 30 °C

    Chegámos a Chiang Rai de manhã bem cedo dentro de um autocarro nocturno bastante cómodo. A qualidade do serviço não tem nada a ver com o que se passa na Índia. Motoristas e empregados fardados, lugares limitados e com assentos reclináveis com apoio para os pés, snaks e água grátis... estávamos na glória.
    Apanhámos um Grab para o nosso hotel e uma vez mais nos surpreendemos com a atenção dada e com a qualidade do nosso quarto, espaçoso, iluminado, com ar condicionado, ventoinha, frigorífico e pequeno almoço buffet incluido no preço e bicicletas de uso gratuito, não podíamos pedir mais por apenas 500baht por noite (14€). Fizemos o check in logo nessa manhã e ainda nos prepararam o pequeno-almoço por apenas 3€. Os pequenos almoços buffet livre fazem-me feliz.

    Mais descansados e recuperados da viagem, pedalámos até ao centro da cidade, eu à frente, a Irene sentada num pequeno banco detrás. Aí alugámos uma moto para podermos chegar a todos os pontos de interesse, nos dois dias que temos planeado para visitar esta cidade.
    Chiang Rai é conhecida pelos seus templos estrobóticos, natureza e o triangulo dourado onde se cruzam as fronteiras de Tailandia, Laos e a Birmânia.
    Fomos ver primeiro o templo branco, possivelmente um dos templos mais "famoso" e fotografado do instagram. Ficámos impressionados pelas formas e esculturas recambolescas que este tomava no exterior e pelas pinturas no interior, com temática dos filmes e desenhos animados mais famosos. Não é todos os dias que se vê um buda rodeado do spider-man, doraemon, pikachu... No mínimo caricato. Foi uma visita interessante, mas o calor do meio-dia era demasiado e necessitávamos refrescar-nos. Afortunadamente tínhamos umas cascatas ao lado, com trecking na floresta incluído. Depois de um bom mergulho, almoçámos em cima do rio, numas jangadas com postos de comida e música ao vivo. Ainda nos deu tempo nesse dia para irmos a uma plantação de chá ver o pôr do sol.

    No segundo dia vimos mais templos modernos, construídos com o intuito de agradar os turistas, mas que depois de termos visto tantos templos iguais trazem alguma nota novidosa que não nos permite aborrecer-nos. Faz muito calor e nota-se no ar o porquê de ser a região mais poluída do mundo. Não se consegue ver a mais de cem metros de distância pela nuvem de fumo ou "smog" que está sempre presente. Segundo a informação que nos deram, isto passa todos os anos nesta época, devido à queima massiva dos campos agrícolas depois de terem feito a colheita.
    Sabemos que esta cidade tem alma de pequena aldeia, quando saímos para jantar no mercado nocturno e vemos um bailarico popular, com música ao vivo versão asiática. Acho que para o pouco tempo que estivémos aqui guardaremos algumas memórias inesquecíveis.
    Read more

  • Day 257

    Bangkok

    April 4, 2023 in Thailand ⋅ ⛅ 28 °C

    Llegamos a Tailandia después de 48 horas sin dormir y demasiado pronto como para que la ciudad esté despierta. Dormimos en el aeropuerto mientras el agotamiento va ganando la batalla contra nuestro cuerpo, solo hace 4 días desde que dejamos Kathmandú pero parece que hemos vivido media vida desde entonces. Despertamos y dejamos que nos roben descaradamente en la oficina de cambio de moneda de la terminal, tenemos miles de rupias indias y ningún bhat para llegar al hotel.

    Subimos al metro y me maravillo con la modernidad que nos rodea, parece que hemos cambiado de continente durante el vuelo de 2 horas desde Calcuta a Bangkok. Tal vez así sea.
    Salimos del metro y Gui vomita en la salida, dándole así la bienvenida inversa a los tailandeses, entre eso y el aspecto de no habernos cambiado de ropa en 2 días, hace que la gente nos mire con una mezcla de curiosidad y repulsión desde la distancia. Ya no estamos en India desde luego.

    Lo primero que nos llama la atención es el calor. Creíamos que estábamos habituados. Pobres ingenuos.
    Lo segundo que nos llama la atención es el tipo de turismo, dirigido a las masas de adolescentes, tan diferente del turismo en India, donde todo el mundo estaba en búsqueda de algo. De todas formas nos abandonamos a los placeres de la vida del turista, disfrutando de los lujos como si nosotros también tuviéramos solo unas pocas semanas de desconexión, y al arte. Bangkok es la ciudad ideal para eso.

    Los días se van pasando entre procurar no morir de calor e intentar no morir por el estómago; se van pasando entre mucho arte, arte contemporáneo, budista y surrealista...me parece de lo más interesante descubrir artistas asiáticos, tan difíciles de encontrar en los museos occidentales. Al igual que en occidente, la religión está muy presente en la inspiración de los artistas, pero no encontramos ni una cruz, ni una llaga, ni una corona de espinas ni ningún otro símbolo del dolor que tanto gusta a los cristianos, para recordar continuamente que somos pecado y sufrimiento. Aquí todo es calma, budas de colores pastel, en posición de meditación, con los ojos cerrados o la mirada presente, espacios tranquilos de templos y monjes. La religión de la serenidad, que al mismo tiempo aprovecha sus templos más populares para hacer críticas de la sociedad en sus paredes. Serenidad y estado de alerta.

    En estos días nos permitimos cines a precios desorbitados pero con los aires acondicionados más potentes, masajes en los pies, las vistas más altas de la ciudad y las vistas en mitad de la jungla de metal y cristal. También nos permitimos visitar los templos budistas más bonitos que hemos visto hasta ahora, con dorados por todas partes, verdes, rojos, blancos, todo a lo grande y dedicado a la exaltación de la belleza. La vida nocturna en Bangkok también nos hace sentir que somos otra vez personas normales que van a sitios normales y escuchan música normal, aunque paradójicamente no haya nada de normal en las calles más turísticas de Bangkok.
    Read more

  • Day 252

    Vuelta a India, Bodhgaya - Calcuta

    March 30, 2023 in India ⋅ ☀️ 35 °C

    Nos subimos a un autobús en Kathmandú a las 18h del día 30 de marzo, que durará 20h hasta llegar de vuelta a India, concretamente a Patna. El autobús no tiene camas y para nuestro pesar tampoco tiene ningunas comodidades. A las 5 de la mañana nos despiertan para que Gui y yo (los únicos blancos del autobús) bajemos para pasar la frontera a pie. Pasamos por el puesto fronterizo de Nepal y cruzamos hacia India, con los pelos desechos, las miradas dormidas, ahuyentando los mosquitos mientras el cielo empieza a clarear y las personas paradas en la frontera con sus tuktuks nos miran con curiosidad. En el puesto fronterizo indio se toman las cosas con más calma, como siempre. Cuando todo está claro volvemos al autobús para sobrevivir toda una mañana más de viaje. El paisaje de India ya se me antoja familiar, como un pasado que se niega a ser olvidado y que hasta trae un poquito de confort, a pesar de su miserable atmósfera. Pasamos por zonas remotas donde no hay más que polvo, arrozales, chabolas y personas haciendo nada por las calles, interesándose en lo que sucede en la rutina de su alrededor como método para que vaya pasando la vida.

    Al llegar a Patna soy golpeada por la dura vuelta a la realidad india. Tenemos que caminar por una calle para ir desde donde nos ha dejado el autobús hasta la estación de tren, y el caos propio nos sumerge en un remolino de bocinas, tuktuks, escupitajos, comida picante en puestecitos demacrados, suciedad, tumores, piernas cortadas y bebés pidiendo sin ropa. Entre todo esto y sin haber comido, conseguimos comprar un billete para nuestro próximo destino, Gaya, desde donde cogeremos un tuktuk para llegar a Bodhgaya, el lugar donde Buda alcanzó la iluminación (paradójicamente, en mitad de este infierno). En el tren nos tenemos que sentar en el suelo, sobre las mochilas, mientras somos apretujados por una masa de gente, con ropas sucias y saris gastados, mientras el olor a orín del baño del vagón inunda la fragancia del lugar. Aún así nos ponemos una película española en Netflix y enseguida tenemos 10 pares de ojos curiosos mirando por encima de nuestros hombros para poder ver lo mismo que están viendo los blancos. Me pregunto qué pensarán estas personas indias del campo sobre las escenas de vida moderna que se ven en la pequeña pantalla.

    Bodhgaya es una ciudad más perdida en el interior de India, con el ligero matiz de que es uno de los 4 lugares principales de peregrinación del budismo. Como en Lumbini, también dispone de un complejo de templos representativos de diferentes países budistas, y junto al templo principal, son la única atracción turística de la ciudad. Visitamos todos los templos y nos parecen menos impresionantes que los de Lumbini, y además no dejan entrar en ninguno, lo cual nos parece razonable si pensamos en el salvajismo que puede caracterizar a veces a los indios.

    Al entrar en el templo principal, en el lugar exacto en el que Buda alcanzó la iluminación, todo el camino hasta aquí ha merecido la pena. Se trata de una torre alta, al estilo de los templos hindús, y junto a ella un gran árbol, que en teoría es un desdenciente del árbol original. El lugar irradia unas energías muy bonitas y poderosas. Está rodeado de jardines donde los monjes budistas se sientan durante horas y días a meditar frente a la torre, con sus cojines, mesitas, ventiladores, libros, malas y hasta redes mosquiteras. La gente está meditando sentada alrededor de la torre o caminando su perímetro, mientras murmuran mantras o van pasando las cuentas de sus malas en pensativos silencios, al mismo tiempo que desde unos altavoces suenan unos cánticos de mantras continuos. Los móviles están prohibidos por lo que nadie haciéndose tiktoks puede estropear la magia del lugar. Nos gustó tanto, que volvimos al día siguiente, para despedirnos de este lugar que tanto da la sensación de estar en un sitio único. Uno de los niños aprendices de monje que están por allí arrodillados alrededor de la torre le regala una hoja del árbol a Gui, y enseguida la metemos dentro de un libro con mucho cuidado para conservarla para siempre.

    Nos subimos a otro bus nocturno, el cual está bastante viejo y en el que nos meten a los dos en una cama de uno. Llegamos a Calcuta y nos quedamos sorprendidos por el ambiente de modernidad que se respira, a pesar de que siempre hay ciertas cosas que te recuerdan constantemente que estás en India, como por ejemplo la mirada perdida de una chica joven, tumbada sobre una manta, en mitad de la calle entre dos puestecitos de comida callejera, con un pecho fuera mientras un bebé se alimenta de él. Una perrita podría tener más sentimientos en la mirada que esta chica en su misma situación. Pasamos el día por Calcuta con las mochilas detrás, ya que nos han adelantado el vuelo a Bangkok y es esa misma noche, por lo que no tenemos ni tiempo de pasar por un hotel. Esa noche la dormimos a ratos entre el aeropuerto de Calcuta, el avión y el aeropuerto de Bangkok, y después de 48h de viaje sin haber pasado por una cama, llegamos a la ansiada Tailandia.

    La despedida definitiva de India fue como el resto de nuestra estancia allí, llena de sentimientos encontrados. Estaba entusiasmada por movernos hacia nuestro próximo destino y decir adiós a todo lo malo que supone India, y me sorprendí a mí misma, en mitad de la noche, en un bar de carretera olvidado, literalmente, de la mano de Dios, sintiendo la mayor pena por dejarlo todo atrás. En algún punto entre el calor, la miseria extrema, las personas que llevan vidas de perros callejeros, la enfermedad, los mosquitos y las miradas perdidas, se puede acabar encontrando la mayor humanidad que he visto en toda mi vida. Los indios pueden ser bárbaros en muchos aspectos pero hacen de un infierno su hogar de la mejor forma que pueden, y regalan bondad a su paso en situaciones en las que solo se esperaría salvajismo y crueldad. Me conmueve la forma en la que se han adaptado a vivir en una de las condiciones sociales más inhóspitas del planeta, y eso me hace querer seguir allí contra todo pronóstico. Viajar por India ha sido para mí como leer un libro de Bukowski, tirarlo al suelo con furia y asco al acabar para luego recogerlo con cuidado e irme a buscar el próximo Bukowski a la estantería, porque en el fondo el amor odio es adictivo y porque solo se puede odiar algo que ha dejado una profunda marca de amor en primer lugar.
    Read more

Join us:

FindPenguins for iOSFindPenguins for Android